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Limak ganó el concurso del Camp Nou pese a que técnicos del Barça la valoraron como la peor calificada

La constructora turca obtuvo la puntuación más baja en la valoración del equipo técnico, una opinión que el club considera "no vinculante". La dirección del Espai Barça priorizó otros criterios, le subió la nota y la pasó de la última a la primera posición

Las dudas que deja la reforma del Camp Nou: una empresa turca gana el concurso para hacer la obra, aunque fue valorada como la peor por técnicos del Barça

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Barcelona

Limak ganó el concurso del Camp Nou a pesar de haber quedado última clasificada, con nota por debajo de 50 sobre 100, en la valoración que el equipo técnico del Espai Barça hizo a finales del 2022. Este equipo estaba formado por ingenieros, arquitectos, planificadores, diseñadores y financieros, que redactaron un texto que llevaba incluida una opinión externa de la ingeniería GPO (ahora TYLin). La constructora turca obtuvo la puntuación más baja y quedó por detrás de los consorcios empresariales liderados por Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y Ferrovial, sobre todo por la imposibilidad de justificar el calendario de obras que había presentado. Hasta cinco fuentes conocedoras del proyecto confirman la redacción de esta valoración y explican al Què t'hi Jugues que las respuestas de Limak a las persistentes preguntas del equipo técnico de trabajo eran “indefinidas, vagos e insuficientes” y que no justificaban, en ningún caso, el calendario presentado. Además, otro punto negativo era que la constructora turca necesitaba alrededor de 200 millones durante los primeros meses de obras, mientras que sus competidoras solo pedían unos 12 millones para arrancar.

La valoración, presentada en un informe el 28 de diciembre del 2022, dejaba a Limak como la peor calificada técnicamente. Pero este informe de los técnicos no convenció a los responsables del Espai Barça, que decidieron priorizar otros criterios para convertir a Limak en la mejor valorada. Criterios como, por ejemplo, “la musculatura que garantizaba Limak”, según explica una de las fuentes con más peso dentro del proyecto. A preguntas del Què t'hi Jugues, el club reconoce que esta valoración de los técnicos era “de parte del equipo de trabajo” y que tenía “carácter consultivo y no vinculante”. Fuentes de este equipo técnico insisten que “se redactó de acuerdo con las bases del pliego de licitación y los criterios de evaluación, de manera imparcial y pensando que sería respetado”.

El informe final de la Oficina Técnica, confeccionado por Lluís Moya (Director de esta oficina) y Joan Sentelles (Director del Espai Barça y su superior directo) dos días después, el día 30 de diciembre del 2022, dio como ganador a Limak, precisamente, por el calendario de las obras, que se había convertido en una piedra en el zapato para la constructora turca. Limak pasó de tener menos de 50 puntos a obtener un total de 74, por los 58 de Ferrovial y los 40 de FCC. Superó por 16 puntos al segundo clasificado, justamente los 16 puntos de ventaja que le sacó Limak a Ferrovial a la apartado “garantía y justificación de plazos”, donde los turcos obtuvieron 28 puntos, por los 12 de Ferrovial y los 7 de FCC. En los otros apartados (redacción del proyecto, equipo de obra y planificación...), las tres constructoras tuvieron puntuaciones similares.

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Desde el club reconocen a SER Catalunya que “las aportaciones técnicas emitidas tanto por el personal interno como por las entidades colaboradoras tenían carácter consultivo y no vinculante” y añaden que “la responsabilidad última en relación con la valoración técnica de las ofertas presentadas recae en el Director de la Oficina Técnica [Lluís Moya] y en el Director del Área correspondiente”, es decir, en el Director del Espai Barça, Joan Sentelles. “La opinión que prevalece y resulta jurídicamente vinculante es la valoración que emite el responsable jerárquico”, insisten oficialmente desde el Barça.

Los plazos, la clave de todo

El informe final vinculante elaborado por los responsables Lluís Moya y Joan Sentelles, al cual ha tenido acceso SER Catalunya, deja claro que la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por FCC y Comsa “no logra los hitos contractuales [...] no adopta estrategias y sistemas constructivos enfocados a la necesidad de los plazos del proyecto” y que la UTE de Ferrovial, Acciona, Sorigué, Rubau, Copcisa y Copisa tenía una “planificación incompatible con los intereses del club”. Al otro lado, Limak sí que “respeta con creces los hitos de referencia propuestos en los pliegos. Concretamente, plantean el izado de la cubierta antes de la fecha de retorno al Estadio. Adopta estrategias específicas y sistemas constructivos enfocados a la necesidad del cumplimiento de los plazos del proyecto”.

Por lo tanto, la única diferencia técnica que había entre las constructoras recaía en los plazos propuestos. Unos plazos por los cuales Limak garantía únicamente un año de exilio al Estadio Olímpico de Montjuïc, una vuelta al Camp Nou en noviembre del 2024 con 60.000 espectadores y con la cubierta ya instalada, y el estadio acabado el julio del 2026. Unos plazos que las otras UTEs, con quienes ha podido hablar el Què t'hi Jugues, consideraban “imposibles” de cumplir. Y así lo hicieron saber al club.

El consorcio liderado por Ferrovial presentó dos propuestas de calendario: una temporada fuera, vuelta en noviembre del 2024, levantamiento de la cubierta en verano del 2025 y entrega el julio del 2026 (una propuesta mucho más cara, con más de 200 millones de euros de desviación); y una segunda opción con dos temporadas en Montjuïc, la cubierta en verano del 2026 y la entrega final en junio del 2027.

La última clasificada, la UTE de FCC con Comsa, que había construido estadios como el RCDE Stadium o el Metropolitano, presentó una propuesta con dos temporadas en Montjuïc, sin retorno parcial al Camp Nou y con una entrega final en julio del 2026.

En las conclusiones del informe final se reconoce, precisamente, que Limak gana por el calendario, un calendario que dos días antes de ganar la puntuación técnica no había podido justificar: “A los requerimientos técnicos que comporta erigir una obra de estas características se añade la necesidad de completar la obra en unos plazos bastante ajustados. Cómo se ha visto, este último factor es el que ha condicionado las valoraciones realizadas de los contratistas”.

A estas alturas, el equipo ha disputado dos temporadas en Montjuïc y los primeros meses de la tercera temporada, también lejos del Camp Nou. La vuelta parcial —con 60.000 espectadores—, por lo tanto, no se ha producido todavía, como ya pronosticaban las constructoras perdedoras del concurso. El club, en boca de la vicepresidenta Elena Fort y del mismo responsable del Espai Barça, Joan Sentelles, ha reconocido que el estadio no estará finalizado hasta el inicio de la temporada 2027-28, cuando se instalará definitivamente la cubierta. “Se adjudicó porque el plazo era mucho más corto que el resto. Este fue el hecho diferencial, la clave”, reconoce un ex alto cargo del club.

Sin penalización

En el contrato entre el Barça y Limak, al cual ha tenido acceso el Què t'hi Jugues, se prevén penalizaciones por cada día de retraso en las entregas parciales del estadio. Es decir, por no volver al Camp Nou con 60.000 espectadores el 30 de noviembre del 2024. En los Anexos 1 y 2 de este contrato se estipulan las sanciones por no lograr los hitos de entrega, unas penalizaciones que no se han ejecutado por varios motivos: el principal, porque las multas se pueden acumular hasta el día de la entrega final, y si la entrega se produce antes del 1 de julio del 2026, el club puede decidir no cobrarlas. También hay un segundo motivo por el cual no se ha penalizado a Limak, y es porque la culpa de los retrasos, según el club, no es imputable a la constructora, sino a factores externos como la falta de suministro de material, la falta de personal de obra y la imposibilidad de trabajar 24 horas los siete días de la semana.

De hecho, en una entrevista en el Què t'hi Jugues el pasado 10 de septiembre, la vicepresidenta responsable del Espai Barça, Elena Fort, señaló uno de los motivos del retraso: “Tuvimos una falta de suministro de materiales por un problema de la empresa subcontratada que duró varios meses”.

Ahora bien, en la cláusula 4.5.1 del contrato se estipula que el club no admitirá, precisamente, “ninguna demora debida a la falta o retraso en el suministro de materiales. La contratista se compromete a planificar, con diligencia y suficiente antelación, el suministro de materiales”. Y que este problema tampoco supondrá, en ningún caso, la aceptación por parte del club de la ampliación de los plazos establecidos. Por lo tanto, este problema, por contrato, es imputable a Limak y penalitzable en el retraso.

Es más, en la cláusula 8.9 se definen los únicos supuestos por los cuales se podrán prorrogar los plazos de entrega del estadio: incendios, terremotos, guerras y revueltas populares, huelgas generales y sectoriales que tengan una duración mínima de cinco días y lluvias torrenciales. Todo esto tiene que suponer un “impedimento de acceso a las Obras". Y solo se podrán alargar los plazos exactamente los mismos días que la obra esté parada. A día de esta publicación -13 de octubre del 2025-, el retraso es de 317 días.

Además, en la cláusula 20.1.1 se estipula que Limak no podrá denunciar al Barça si le aplica las penalizaciones correspondientes por el incumplimiento en las entregas parciales del estadio: “La Contratista renuncia al derecho a solicitar la atenuación o moderación judicial a las penalizaciones pactadas en este contrato, al haber sido pactadas libremente entre empresarios y no ser consideradas manifiestamente excesivas”.

El contrato también prevé la extinción unilateral por parte del Barça —cancelación del contrato— si las penalizaciones superan el 10% del presupuesto (960 millones), es decir, si la cifra a sancionar es superior a 96 millones de euros.

200 millones para empezar

Otro de los condicionantes señalados como negativos para Limak es el dinero que pedía la constructora para empezar las obras. Así como los consorcios españoles no necesitaban un ingreso inmediato de dinero para ponerse a trabajar en el estadio, Limak sí que necesitaba un grosor importante del presupuesto total para iniciar las obras. Concretamente, durante el primer semestre de obra, Limak requería de un 21% del presupuesto de 960 millones de euros. Estamos hablando de unos 200 millones. En mayo del 2023, un mes antes de empezar a derrumbar la tercera grada, la constructora turca necesitaba ese dinero, por únicamente un 1,2% (unos 12 millones de euros) requerido por los otros dos consorcios empresariales, los liderados por FCC y Ferrovial.

En lo que se refiere el precio de la obra, Limak no era la más barata. El coste de la obra ascendía a 849.141.694 millones, por los 821.658.901 del consorcio de Ferrovial y los 980.479.646 de FCC-Comsa. Pero en el presupuesto final, Limak sí que acabó siendo la más económica por dos motivos: las alternativas de calendario (vuelta parcial al estadio en diferentes momentos) y las contingencias (imprevistos).

Limak no proponía ninguna alternativa de vuelta al estadio: simplemente, aseguraba volver el 30 de noviembre del 2024. Por lo tanto, la alternativa se valoró en cero euros. Ferrovial proponía dos años fuera, pero la opción de volver en un año también se contemplaba y costaba 244 millones de euros más. Sobre las contingencias, Ferrovial las valoró en 186 millones, FCC en 109 millones y Limak, en 87,2 millones.

Por lo tanto, con la idea del Barça de estar solamente una temporada en Montjuïc y contando las contingencias, la oferta más económica sí que era la deLimak: 959.878.472 euros, por los 1.143.701.325 del consorcio FCC-Comsay los 1.363.841.421 de Ferrovial.

El directivo responsable se abstiene y dimite

El 30 de diciembre del 2022, la Oficina Técnica del Espai Barça concluyó el informe definitivo. Diez días después —el 9 de enero del 2023—, justo a la vuelta de las fiestas de fin de año y reyes, la junta directiva escuchó la propuesta de la Oficina Técnica y las conclusiones del responsable del Espai Barça, Joan Sentelles, y aprobó conceder a la empresa Limak la construcción del Estadio.

En aquella reunión no quiso estar Jordi Llauradó, precisamente el directivo responsable del Espai Barça. No se presentó y cedió su voto al presidente porque consideró que el proceso de licitación no había sido suficientemente transparente.

Dos días después, el 11 de enero, Llauradó presentó la dimisión como responsable del Espai Barça, manteniendo únicamente su cargo de vocal de la junta directiva hasta el 1 de junio, día en el cual presentó su dimisión definitiva y abandonó el club.

Junto con Jordi Llauradó, desde la adjudicación de las obras a Limak han abandonado el proyecto del Espai Barça hasta cinco trabajadores de peso, vinculados a áreas importantes y estratégicas como la económica, la comercial, la gestión de riesgos o la gestión de activos y patrimonio.

Un nuevo pliego de condiciones permitió a Limak presentarse al concurso

El 3 de noviembre del 2017, con la junta de Josep Maria Bartomeu dirigiendo el club, el Barça envió a las constructoras el pliego de condiciones con las obligaciones que cada empresa tenía que cumplir para poder optar a participar al concurso: haber construido un estadio de más de 40.000 espectadores en los últimos 10 años, tener mínimo dos referencias de edificios en España con el presupuesto superior a 150 millones de euros en los últimos 10 años, tener mínimo una referencia de obra de rehabilitación con el edificio en uso y con el presupuesto superior a 25 millones de euros en los últimos 10 años y tener una cifra de negocio superior a 1.000 millones de euros anuales en los últimos tres años.

Durante tres años, desde el 2017 hasta diciembre del 2020, varias constructoras trabajaron en el proyecto y fueron presentando sus propuestas. Se gastaron, según fuentes del sector, entre dos y tres millones de euros. Con la dimisión de Bartomeu, la junta gestora del club suspendió el proceso de licitación, que se reabrió el septiembre del 2022 con unas nuevas condiciones. En la reapertura se mantuvieron las mismas empresas que habían superado la primera precalificación, a excepción de Inbisa, OHL, Calaf, Sacyr y la belga Besix, que cayeron del proyecto. La UTE formada por FCC y Comsa se mantuvo, mientras que las otras UTEs se fusionaron (Ferrovial, Acciona, Rubau, Sorigué, Copisa y Copcisa). También se presentó la francesa Vinci, pero fue descartada pronto.

Unos meses antes del nuevo proceso de licitación, el 17 de marzo del 2022, Joan Laporta y Nihat Özdemir —propietario de Limak— coincidieron en Estambul. Fue en una cena, en motivo de un Galatasaray-Barça de Europa League. De hecho, Ebru Özdemir —la hija de Nihat y presidenta del grupo— explicó en una entrevista que Laporta y su padre “se debieron de conocer en algún partido en el pasado”. En aquel encuentro de Estambul se habló de la construcción del Camp Nou y Özdemir se interesó. En aquel momento, el concurso estaba suspendido temporalmente y, las condiciones para presentarse, también canceladas.

Pero el club seguía trabajando en el proyecto con las empresas que habían superado la primera precalificación antes de que el concurso se suspendiera. “Seguíamos en contacto con todas ellas avanzando en la redacción del proyecto. Se mantuvo el canal abierto con todas las constructoras que ya había y bajo las mismas condiciones”, explica un alto cargo del departamento ya en el mandato de Laporta.

Con aquellas condiciones, las del 2017, Limak no se hubiera podido presentar a la licitación. Solo cumplía uno de los cuatro requisitos del pliego del 2017, el de la cifra de negocio superior a 1.000 millones anuales. Limak solo había hecho un estadio en toda su historia, el Mersin Arena, para 25.000 espectadores; y nunca había levantado un edificio en España. No cumplía con tres de los cuatro condicionantes, especialmente no haber hecho un estadio de, como mínimo, 40.000 espectadores.

El 1 de septiembre, el club abrió la nueva licitación con un nuevo pliego de condiciones. Se modificaron las obligaciones del 2017 y Limak pudo presentarse. El club reconoce que el condicionante de haber construido edificios en España era injusto para las empresas que no habían operado nunca en el Estado y que, por lo tanto, se eliminó. “Los requerimientos pasaron a ser mínimos. Sin estos cambios Limak no se podía presentar”, manifiesta un ex ejecutivo del Espai Barça. “Movieron la línea de corte”, apunta otro. “Relajaron mucho las condiciones para que pudiera presentarse Limak. Lo hicieron de manera clara para que entrara la empresa, todas las constructoras lo saben”, expresa uno de los constructores perdedores de la licitación.

En cuatro meses, la constructora turca presentó su proyecto y ganó la licitación. El Barça reitera la idoneidad de contratar a Limak por “su capacidad financiera y de gestión para llevar a cabo obras de grandísima envergadura y complejidad” y su “capacidad de adaptación” para cumplir los timmings previstos. De hecho, el club deja claro que Limak era la única compañía que aceptó los cambios en el proyecto para adaptarse a las necesidades y que era la única que aceptaba las condiciones contractuales. "Solo Limak lo cumplía todo”, reiteran.

Una UTE fantasma

En el pliego de condiciones del 2017, una de las obligaciones era la constitución de una Unión Temporal de Empresas (UTE) que incluyera una constructora estatal y otra de catalana. En septiembre del 2022, todas las licitadoras cumplían esta condición, también Limak, que hizo todo el proceso acompañada de la catalana Vopi4 y la madrileña Ghesa. Pero según ha podido saber el Què t'hi Jugues, una vez Limak ganó el concurso, ambas empresas desaparecieron del equipo ganador y nunca se llegó a formalizar la UTE. El contrato con el Barça lo firmó únicamente Limak.

El club reconoce que esta condición pasó a ser “una recomendación que se realizó verbalmente” y que esta UTE “no se llegó a constituir debido a las exigencias contractuales. Vopi4 y Ghesa consideraron que las grandes exigencias contractuales las ponía en peligro y ambas han operado como subcontratadas”, sin especificar —el Barça— qué trabajos hacen o han hecho estas dos compañías en la construcción del Estadio.

El vestuario del primer equipo, “descontratado”

Durante la construcción, Limak se ha ido encontrando con inconvenientes que han provocado retrasos en la entrega parcial del estadio, prevista por el 30 de noviembre del 2024. Estos llamados “imponderables”, según el mismo presidente Laporta, han ocasionado actuaciones no determinadas inicialmente. Por ejemplo, en la primera y segunda gradas, según explicó la vicepresidenta Elena Fort: “Había una previsión de unas 200 o 300 actuaciones de rehabilitación sobre esta parte que han acabado siendo más de 3.000, porque Limak ha estado suficientemente cuidadoso”.

También se ha revisado la primera fila de la segunda grada y se ha decidido prescindir de un marcador de 360 grados que se tenía que instalar en la cubierta y sustituirlo por tres pantallas gigantes por recomendación de los técnicos audiovisuales.

Pero aquello que más ha impactado en los últimos meses es la construcción del vestuario del primer equipo masculino. En las últimas semanas, el Què t'hi Jugues ha podido saber que esta obra se ha encargado a otra constructora y que ha dejado de estar en manos de Limak. El club reconoce que el vestuario “se ha descontratado” y que esta opción ya estaba contemplada en el contrato. “Estas descontrataciones pueden producirse tanto para obtener una reducción de costes, como de fecha de finalización y entrega”, explicita el Barça.

 

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