Emilio y Carlos, primer matrimonio homosexual en España: “Tenían preparada a la policía por si venían a amargarnos el día”

Tres Cantos

El 11 de julio de 2005, Emilio Menéndez y Carlos Baturín, se casaban en Tres Cantos, haciendo historia, porque se convirtieron en la primera pareja que lo hacía después de la aprobación de la Ley de matrimonio igualitario aprobada en España. Se habían conocido 30 años antes, cuando todavía Franco vivía, y seguro, nunca pensaron que llegaría este día. La incertidumbre, a pesar de tener una Ley de por medio, era tal que Carlos, cuando la norma se estaba tramitando, instó a Emilio a que prepara todos los papeles para casarse en cuanto la Ley lo permitiera.

Y así fue. “Por eso nos casamos tan pronto, no por unas ganas especiales, sino porque pensábamos que la Ley podía no durar y ser derogada al poco tiempo”. De hecho, asegura que estuvieron “unos días un poco mosqueados porque veíamos que no se casaba nadie”, hasta que empezaron a haber bodas.

Su incertidumbre era entendible en una sociedad, hace 17 años, en la que todavía mucha gente no aceptaba el matrimonio entre personas del mismo sexo. “Tenían preparada la policía por si se presentaba alguien de extrema derecha con ganas de amargarnos el día, pero afortunadamente no se debieron de enterar porque si no habrían perdido la oportunidad”.

Además, a la ceremonia asistió un gran número de personas de la asociación de vecinos de Tres Cantos para ‘arropar’ a Emilio y Carlos y evitar posibles incidentes con “alguno de estos energúmenos”. La gente les paraba por la calle y les daba la enhorabuena, “tuvimos suerte, no hubo ninguna mala palabra”, aunque reconoce que la sociedad entonces no era como ahora en lo que a aceptación del colectivo LGTBIQ+ se refiere.

Cómo han cambiado las cosas

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Hoy en día todo ha cambiado mucho, “nadie se escandaliza porque un hombre presente a su marido o una mujer a su mujer”, dice, la visibilidad, salir en las noticias…, ha hecho mucho bien. Y es que Emilio reconoce que se ha demostrar a la gente que “somos normales, no somos raros, depravados, psicópatas o pederastas, somos gente normal con otra preferencia afectiva”.

Pero advierte de que lo conseguido no es gratis, ni para siempre, por lo que hay seguir luchando porque, “los ataques hacia nosotros no se acaban nunca”. A los más jóvenes del colectivo LGTBIQ+ les dice que “no se duerman en los laureles. Está Vox, los ultras, los homófobos y eso no se acaba con una Ley..., los ataques siguen y aumentan cada día. Cuanto más visibilidad hay más rabia tienen los violentos”.