Gloria, usuaria de perro guía: "Con Xaki, es como si volviese a ver"
La Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) busca familias de la Comunidad de Madrid, que puedan acoger y sociabilizar un cachorro
Perros Guía en la gran ciudad/ Sara Fernández
Madrid
Madrid es un mar de ruidos: obras, terrazas, coches... Imagínese navegarlo siendo una persona ciega. Sin embargo, gracias a los 233 perros guía que ejercen en la Comunidad de Madrid, pueden alcanzar plena independencia.
Gloria Vizárraga, perdió la vista con 17 años, pero en Xaki, una pastora alemana, ha encontrado unos nuevos ojos: "Yo ya no podría vivir sin un perro guía, con ella voy mucho más relajada, disfruto del paseo, no voy pendiente de los obstáculos como con el bastón... Es como si viera, igual".
Desobediencia inteligente
En la Fundación ONCE del Perro Guía, reciben un entrenamiento tan exhaustivo que, incluso, pueden practicar la desobediencia inteligente. Se trata de una técnica de adiestramiento, que consiste en que los animales estén preparados para transgredir las órdenes de su usuario, cuando éstas pueden conducirlo a una situación de peligro. "Por mucho que le digas que avance, si ve que no puede, se para y no hay manera", explica Gloria.
En ocasiones, los coches eléctricos y patinetes son un problema para las personas invidentes. "Yo he llegado a tener uno a medio metro de mí, sin enterarme... y lo paso mal", asegura.
Juntas, a cualquier lugar
Gloria denuncia la falta de información sobre perros guía en los establecimientos de la Comunidad de Madrid. Xaki no es un Golden Retriever-la raza que más se ve en los perros guía-, por lo que aunque lleve su arnés señalizador, en repetidas ocasiones le llaman la atención a su dueña por entrar a determinado local, o le piden que le ponga el bozal. Gloria recuerda que estos perros pueden entrar a cualquier lugar, incluso hospitales.
Familias voluntarias
La laboral altruista de familias como la de Natalia Álvarez, quien ya ha acogido a tres cachorros, es fundamental para que personas como Gloria puedan ser ayudadas por un perro equilibrado. "El primer perro lo acogimos, porque mi madre no nos dejaba tener uno, y fue la manera de engañarla", explica con una sonrisa. La ONCE les entrega un cachorro de dos meses, cuyos gastos están cubiertos por la fundación, y los voluntarios se encargan de sociabilizarlo y cuidarlo, hasta que cumplen un año.
"Goofy tiene que aprender a portarse bien en todas partes, viene conmigo al cine, al teatro, a restaurantes... Incluso ha estado en el Teatro Real, viendo la ópera Nabucco", asegura Natalia. Durante los 10 meses juntos, se crea un vínculo muy estrecho, aunque ella advierte que, si acoges un cachorro, nunca debes hacerte a la idea de que es tuyo: "Es de la fundación y está de manera temporal".
La despedida es triste, pero muy gratificante. "El otro día vi al cachorro anterior que tuve acogido, porque justo iba a entrar con usuario... No sabes lo que se siente, es como verle en su graduación", sentencia Natalia.