"El problema del cambio climático no son los negacionistas, sino los concienciados que no hacen nada"

Madrid

Isabel Moreno está a punto de ser mamá por primera vez. De hecho, su libro Cambio climático para principiantes (Penguin Random House, 2022) va dedicado a su pequeña, así que la primera pregunta no puede ser otra que '¿qué planeta le estamos dejando a las generaciones futuras?'. "Mi hija verá veranos como el que hemos tenido de manera más frecuente que nosotros". La explicación tiene que ver con que asegura que hay aspectos del cambio climático que ya no se pueden revertir, y pone como ejemplo el calentamiento: "Las temperaturas tardan unos cuantos años en enterarse de las concentraciones de CO2 que tenemos en la atmósfera, así que todavía podríamos tener veranos más cálidos que el que acabamos de tener, incluso si dejáramos de emitir CO2 ahora mismo". Y prosigue con el argumento: "2022 ha sido un año excepcional en cuanto a las temperaturas, pero eso no significa que 2023 vaya a ser más cálido todavía; es más, es muy probable que sea más frío". Así que según ella, las olas de calor tan frecuentes e intensas de este verano han sido algo puntual, pero también suponen "la confirmación de una tendencia que lleva años observándose".

Según la última encuesta de Ipsos para el Foro Económico Mundial, España es el segundo país, solo por detrás de Hungría, que ya dice estar notando de forma severa los efectos del cambio climático. Además, el 83% de los españoles considera que los efectos se notarán de forma más grave en los próximos diez años, y el 46% de los españoles cree que en los próximos 25 años tendrá que migrar por el cambio climático. A Isabel Moreno le parecen percepciones sorprendentes, pero apunta a que ello no implica que la gente actúe en consecuencia. "El verdadero problema no son los negacionistas, sino la cantidad de personas que, aún estando concienciadas, terminan poniendo infinitas excusas para o retrasar las acciones, o no hacer nada, o echar balones fuera".

Esta experta en cambio climático asegura que todos los sectores de la sociedad se tienen que sumar a esta lucha y que "la ciudadanía tiene que tener en cuenta que ningún cambio va a ser posible si no nos sumamos a él". No obstante, cree que no es justo delegar toda la responsabilidad de revertir esta crisis medioambiental en la gente joven. Entiende que ahora mismo muchos no pueden y que cuando lleguen a los órganos necesarios para aplicar medidas, quizás ya será demasiado tarde. "Si tengo que esperar a que sea mi hija la que tome medidas para mitigar la subida de temperatura a 1,5 grados, va a ser imposible", concluye.