La pareja de Juana Canal, desaparecida en Madrid hace 19 años, confiesa que la mató: "La enterré en dos hoyos"
El hombre será trasladado a la zona donde han aparecido los restos óseos de la víctima
En un coche de la Guardia Civil salía el detenido con dirección a la finca familiar. Esta mañana ha confesado después de 19 años haber matado a Juana y ha llevado a los agentes hasta el lugar donde se deshizo del cuerpo de la que era su pareja. / Atlas
Madrid
La pareja de Juana Canal, que desapareció en el madrileño barrio de Pueblo Nuevo hace ya 19 años, ha confesado este jueves que fue él quien la mató. Jesús P.H. no ha podido aguantar la presión, se ha derrumbado 24 horas después de su detención el miércoles en el municipio madrileño de Fuente El Saz. "La enterré en dos hoyos" fueron las palabras empleadas por este hombre para reconocer hoy a los investigadores que había descuartizado y ocultado los resto de Juana en una zona cercana a la finca que tiene su familia en el municipio de Navalacruz (Ávila).
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Su traslado en las últimas horas a la finca familiar de Navalacruz (Ávila) por parte de los agentes de la UDEF, la unidad de delincuencia especializada y violenta de la Policía Judicial, ha hecho el resto. Era imposible seguir fingiendo si te colocan en el lugar de los hechos, como así ha sido.
El detenido ha revelado finalmente que él acabo con la vida de Juana Canal. Ahora, el acusado, la autoridad judicial y los funcionarios de las fuerzas de seguridad han regresado a la finca para acabar el trabajo: lograr la exhumación de los restos de Canal y completar las diligencias. La investigación se centrará durante los próximas días en tratar de aclarar la forma en la que se perpetró el crimen, el lugar exacto en el que Jesús presuntamente acabó con la vida de la que era su pareja, y la manera en la que transportó el cadáver hasta la finca.
Los investigadores consideran que durante el traslado del cadáver desde la capital hasta esta zona de la Sierra de Gredos es evidente que alguien ayudó al actual detenido, sin embargo, no se ha podido identificar aún al supuesto cómplice. El acusado, por su parte, ha negado en todo momento haber contado con la colaboración de otra persona.
La familia de la víctima siempre sospechó de Jesús
Desde el primer momento la familia de Juana mantuvo sospechas sobre la implicación del que era su nuevo novio, Jesús P.H., en la desaparición ya que nunca se implico en las labores de búsqueda de la mujer. En aquella época la Policía no pudo encontrar ninguna prueba que certificase que se trataba de una desaparición forzosa. Inma, sobrina de Juana Canal, ha recordado cómo durante veinte años "nos ha intentado hacer creer que nos abandonó, incluso a sus dos hijos, es terrible". Tras conocer la noticia, la familia, en palabras de Inma, ha recalcado que "no hay años ni vidas par que pague el dolor que ha causado".
Las escuchas acotaron las pesquisas
Al mismo tiempo que se ordenaba la inspección de la Policía Científica y Judicial del piso de la madrileña calle Boldano en el que vivía Juana, el juzgado autorizó el "pinchazo" del móvil del principal sospechoso. Las noticias que se publicaban sobre los avances en la investigación de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional acrecentaron el "nerviosismo" que mostraba Jesús P.H. en sus conversaciones telefónicas, en las que, según han confirmado fuentes próximas al caso, el sospechoso llegó a decir que "no creía que le pillasen".
Además de esta declaración autoincriminatoria, el abogado de la familia de Juana Canal, Juan Manuel Medina, destacó ya en aquel lejano febrero de 2003, cuando se denunció la desaparición, los indicios que inculpaban a este hombre eran "sólidos", entre otras razones porque, pese a ser su pareja, no colaboró con la familia en la búsqueda y dejó una nota a sus hijos en la que decía que su madre se había ido después de una "discusión" y de haber tomado "pastillas".