Así trabajan los médicos de atención primaria: estrés, frustración y amenazas
Los profesionales de los centros de salud denuncian que no puede atender bien a los pacientes si todos los días trabajan a contrarreloj y con las agendas saturadas
"Es una sensación de fatiga física y mental, en la que llevamos años"
Cerca de 40 pacientes al día, menos de siete minutos por cada uno y hasta tres personas citadas a la misma hora, ese es el día los médicos y pediatras que trabajan en la atención primaria de Madrid. Desde hace años atienden cada día a más pacientes de los que pueden a costa de sacrificar la calidad de la atención. Esto hace que cada día sea una jornada de estrés y frustración, y a eso suma lidiar con el enfado de los pacientes que no se ven correctamente atendidos.
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José María Molero lleva 26 años trabajando como médico de familia, 15 de ellos en un centro de salud de Villaverde. "Empezar la consulta y que la media hora llevar 15 minutos de retraso, te lleva a una situación de estrés y de tensión física y mental continuada que provoca que no estés a gusto, y eso los pacientes lo notan". A su agenda programada de cada día, con 37 pacientes, hay que sumarle los pacientes que llegan de urgencia y las atenciones a domicilio. Así, lo que antes eran 7 minutos por paciente queda reducido a 5 o 6 minutos.
Molero cree que lo óptimo sería dedicar 10 minutos por paciente, pero "cuando uno se agenda las citas cada diez minutos, llama la gerencia para decir que es no es viable". Esta situación, dice, lleva produciéndose años, desde que en 2010 comenzó a reducirse el gasto en la atención primaria. "No veo una salida, es algo que te va desgastando y es algo que terminará acabando con la resistencia de los profesionales".
"Es una sensación de fatiga física y mental, en la que llevamos años"
Frustración por no poder hacer las cosas bien
Rosa María Encinas, médica de familia desde hace 37 años, se queja de que menos de 7 minutos para entender qué le ocurre a un paciente y qué es lo que necesita hace imposible trabajar bien. "Somos conscientes de que no estamos dando la atención adecuada a cada una de las personas que entran en la consulta, pero es que no están obligando a trabajar en malas condiciones", lamenta la doctora. "Cada día salimos de la consulta con una sensación tremenda de frustración e impotencia", sentencia.
Muchos médicos han comenzado tratamientos farmacológicos psiquiátricos para poder soportar la carga de trabajo y la sensación de falta de control que sufren durante las consultas. Rosa no ha necesitado tratamiento, por ahora, pero sí se plantea prejubilarse: "Somos los profesionales los que estamos manteniendo a flote un barco que se hunde, que están dejando que se hunda, y si yo continúo aquí mucho más tiempo, me sentiré cómplice del desmantelamiento de la sanidad pública".
"Sabemos que no estamos ofreciendo la mejor atención, no tenemos tiempo"
Doctores que se prejubilan, residente de medicina de familia que no se quedan cuando termina y médicos que se cambia de ámbito porque no soportan trabajar así. "Ahí está el problema de por qué faltan médicos en Atención Primaria", asegura Jose María Molero. Y Rosa María encinas añade: "Nos están echando de Madrid por las condiciones indignas en las que nos obligan a trabajar".
Llegar llorando a casa todos los días
Una de las que ha decido cambiarse de ámbito es Sara Quesada. Antes trabajaba en un centro de salud como pediatra, y después de ocho meses trabajando allí, paso a ejercer en un hospital de Madrid. Todos los días llegaba llorando a casa. En su centro debía haber 3 pediatras, pero solo estaba ella. Sara debía hacerse cargo del triple de pacientes que le correspondía. Muchos días atendía a más de 60 pacientes al día, "a la misma hora estaban programados tres niños diferentes", asegura.
Las colas frente a sus consultas eran continúas, asegura que no para ni un segundo "ni para descansar, ni para comer algo, ni para ir al baño". De modo que muchos padres se enfadaban: "He tenido que aguantar amenazas e insultos, y he llegado a tener miedo", dice la doctora, "aunque por suerte nunca me llegaron a agredir físicamente", añade tras una risa nerviosa. "Me pusieron un montón de reclamaciones, a mí; no a la gerencia, no a la Consejería de sanidad por tener menos pediatras de los que debía, a mí", y continúa, "además de atender a 60 pacientes diarios, te llaman vaga... Yo no me cogí ni un día de vacaciones porque no me iban a cubrir y solo pensaba en que si me iba, cuando volviera iba a tener que recuperar ese trabajo".
"He tenido que aguantar amenazas e insultos, y he llegado a tener miedo"
Karim Agharbi
Redactor en la sección de economía de la Cadena...