Cierra el Hospital del Juguete: el doctor de muñecas cuelga la bata sin sucesor
Hasta el día 6 de diciembre el taller abre sus puertas a nostálgicos y coleccionistas, quienes podrán presenciar "operaciones" y comprar los juguetes expuestos
Cierra el último hospital del juguete
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Madrid
Una mujer llega con una muñeca, herencia de su abuela. Le faltan los ojos y tiene una mano rota. Se ha acercado al Hospital de Juguetes nada más enterarse de su cierre inminente: "decidme que seguís aceptando encargos, por favor". El dependiente duda, les quedan muchos arreglos pendientes. "Es que sino no tengo donde llevarla", insiste la mujer.
Tras una cortina detrás del mostrador, el doctor Antonio Martínez Rivas se encuentra al frente de la mesa de operaciones. Alicates, tijeras, tenazas, cúter, pilas, cables, brochas... Se encuentra arreglando un paisaje navideño, con caja musical. "Pensábamos que no tenía arreglo, pero finalmente buscando entre piñones antiguos he encontrado uno que funciona", explica.
Lleva casi seis décadas en el oficio, arreglando juguetes en toda clase de condiciones. Sus padres se dedicaban a fabricarlos y él, en cuanto salía del instituto, se iba al taller. Al principio, solo arreglaban muñecos, pero cuando llegó la época electrónica, tuvo que ponerse a estudiar para poder sustituir a su padre. Cuenta que ahora, en plena época digital es él quien se ha quedado atrás. "Los niños de ahora están todo el día con la tablet, y los juguetes que hay son de mala calidad y tienen obsolescencia programada".
Durante toda una vida dedicada a los juguetes, atesora historias entrañables. "Un hombre me trajo un oso amoroso quemado. Quería que lo reconstruyese.No entendía por qué, ya que es un juguete que se comercializa muchísimo... Me explicó que su hija se había caído de bruces a una chimenea mientras lo sujetaba, y que si no se achicharró el rostro, fue gracias a que el peluche recibió el impacto de las llamas. No quería comprar otro, quería ese en concreto", relata.
También apunta que quizás el juguete más raro que ha arreglado nunca fue una muñeca del exorcista a tamaño real. "Tardé un año en tenerla lista... Me la trajo el dueño antes de Halloween y no pude devolvérsela hasta el siguiente", explica.
A sus 70 años y enfermo de cáncer las fuerzas comienzan a flaquear, y no ha encontrado un sucesor. "Para poder vivir de esto tienes que echar muchas horas, por muy poco dinero... Por eso la artesanía está desapareciendo", explica.
Hasta el día 6 de diciembre el Hospital del Juguete, situado en la calle de Granada 36, abre sus puertas para que nostálgicos y coleccionistas puedan visitar el taller, presenciar las reparaciones y comprar juguetes. "Yo he crecido con todos estos juguetes... es una tienda del barrio de toda la vida, me trae mucha nostalgia", cuenta una de las vecinas de Pacífico.