Mil alumnos conviven desde hace seis años con daños graves en el IES Beatriz Galindo
El centro no superó en 2016 la Inspección Técnica de Edificios (ITE) por deficiencias que en algún caso representan -según los técnicos- riesgos para los alumnos
Madrid
La Comunidad de Madrid presume de haber construido un hospital en cien días, pero lleva seis años para arreglar las graves deficiencias detectadas en uno de los centros educativos públicos más emblemáticos de la capital, el IES Beatriz Galindo, en pleno corazón del distrito de Salamanca. La situación se remonta a 2016, cuando el centro no consiguió pasar la Inspección Técnica de Edificios (ITE).
El edificio, situado en el número 10 de la calle Goya, se construyó en 1968 y presenta desperfectos en todos los apartados que se evalúan en esos exámenes: estructura y cimentación; fachadas interiores y exteriores; cubiertas y azoteas; redes de fontanería y saneamiento; y, por último, accesos.
Lo dice el informe que elaboró el arquitecto técnico que hizo esa inspección en octubre de 2016 y que contiene una larga lista de recomendaciones y advertencias. La más explícita hace referencia a la cornisa que recorre el perímetro del edificio y que se encuentra “en mal estado”, describe. El técnico alerta de que “existe el peligro de que caigan los enfoscados –revestimientos de cemento- al suelo y dañen a algún alumno”. De hecho, constata que en el momento de la inspección hay “restos que se están quedando en el alero”.
Igualmente, el profesional avisa de que “las bajantes del edificio son de fibrocemento”. Se trata de un material que, hasta la prohibición total de su uso a comienzos de este siglo por su potencial cancerígeno, se elaboraba con amianto. Este mineral, cuando está en perfecto estado, es inofensivo; el peligro llega si se deteriora y se respiran sus fibras. El informe no menciona explícitamente la presencia de amianto, pero urge a sustituir esas conducciones en los siguientes términos: “Dadas las patologías existentes en ellas [las bajantes], y que el edificio es público, es imprescindible cambiarlas”, exhorta. Además, insiste en que “su manejo solo está permitido por personal especializado y con las medidas de seguridad adecuadas”.
Pero la larga lista de deficiencias no termina ahí. El informe del aparejador se complementó con un estudio específico sobre la red de saneamiento a cargo de una empresa especializada. Concluye que ya en 2016 estaba en un “precario estado de conservación”. “Está provocando –dice ese informe adicional- constantes filtraciones al terreno y embalsamientos de agua que suponen un serio peligro para la seguridad constructiva de la finca”.
Más de un año después, en febrero de 2018, ese “peligro” se materializó. El Ayuntamiento de Madrid envió por aquel entonces a sus propios técnicos a evaluar la situación del instituto y se encontraron que una de las escaleras que da acceso al patio estaba clausurada porque se había “hundido parcialmente”, según reflejaron en su informe. Los técnicos municipales llegaron a la conclusión de que las fugas de agua habían horadado el terreno hasta que este cedió.
El Ayuntamiento abrió expediente a la Consejería de Educación y le dio seis meses para iniciar las obras, aunque a día de hoy no se ha movido ni un solo cubo de tierra. Esas obras, de hecho, no se han adjudicado hasta este año por 1.144.027,17 euros; pero los trabajos aún no han empezado. Si se cumplen los plazos, que fijan que se ejecuten en dos veranos consecutivos, no terminarían hasta septiembre de 2024.
Mientras tanto, en estos años la situación no ha hecho más que empeorar. En junio de 2018 se constató, a través de un estudio geotécnico, que las filtraciones ya habían provocado toda una “galería en forma de U” de dos metros de profundidad, que parte de la escalera clausurada y recorre buena parte del gimnasio. Desde entonces, “los chavales no pueden usar el gimnasio más grande del instituto”, confirma Sergio Calvo, el presidente de la Asociación de Familiares de Alumnos (AFA) del IES Beatriz Galindo, en el que en este curso 2022-2023 estudian 1.024 alumnos.
“Se han tomado todas las medidas necesarias y que manda la normativa para mantener la seguridad de los alumnos y el normal funcionamiento del centro”, aseguran en la Consejería de Educación. Un portavoz del departamento que actualmente dirige Enrique Ossorio achaca los continuos retrasos a los trámites y sus plazos legales “que no se pueden acortar”. A eso se suma -añaden esas fuentes- la pandemia, que “hizo que todo se paralizara y se retrasara”.
La comunidad educativa se hartó de esperar a comienzos de año y llevó su protesta a los medios de comunicación. Telemadrid se hizo eco de las quejas de los familiares en febrero del año pasado, cuando denunciaron “grietas y ratas en el gimnasio”. La información recogía la versión de Educación que -según cita de la cadena pública- achacaba los problemas a “un problema con el alcantarillado de la calle”. En realidad, desde 2016 la Consejería sabe que el origen no está fuera del centro, sino dentro –en la propia red de saneamiento del IES Beatriz Galindo-.
La denuncia pública sirvió al menos para que Educación estableciera una línea de comunicación con los familiares, que se reunieron con la directora del área territorial (DAT) de la capital. “No recibimos respuesta a las distintas cartas que les enviamos, hasta que salimos en los medios”, se queja Calvo. El representante de los familiares asegura que no recibieron el detalle de todos los desperfectos, “ni ningún documento”.
Javier Alonso
Periodista. Licenciado por la Facultad de Ciencias de la Información de la Univesidad Complutense de...