¿A dónde no llega el sistema sanitario de Madrid?
La salud mental, la atención bucodental y la intervención temprana son algunas de las necesidades donde la sanidad madrileña está fallando
A donde no llega el sistema sanitario de Madrid
¿Alguna vez se han preguntado por qué la sanidad pública cubre algunas cosas y otras no? ¿Por qué pueden quitar una muela, pero no hacer una ortodoncia? O ¿Por qué la atención a niños que tiene problemas de desarrollo solo está cubierta hasta los 6 años? Todo lo que cubre la sanidad pública está recogido en la cartera de servicios, una especie de listado donde está todo lo que se hace en el sistema de salud. Hay un mínimo que se establece a nivel nacional, que es común a todas las comunidades, y después cada comunidad puede ampliar hasta donde quiera.
El contenido de este "listado" se decide mediante leyes y la última actualización importante en la Comunidad de Madrid es de 2012. Desde entonces, ha avanzado el conocimiento científico sobre muchas enfermedades, se utilizan nuevas estrategias para abordar los problemas de salud y han cambiado las necesidades de la población. El rincón oscuro más obvio de los últimos años es la salud mental, pero afecta a otros ámbitos como la salud bucodental, la atención temprana, la terapia ocupacional o el material ortoprotésico.
Salud mental
En enero, el Colegio de Enfermería de Madrid publicaba una encuesta que reflejaba que en 2 de cada tres hogares ha habido problemas de salud mental en el último año. El problema es que el sistema sanitario madrileño no ha sido capaz de absorber el volumen de pacientes que llega pidiendo ayuda. La primera medida que piden los profesionales es aumentar el número de profesionales. En Madrid el ratio de psicólogos es de 6 por cada 100.000 habitantes, mientras que la media europea se sitúa en 18 por cada 100.000 habitantes, tres veces menos.
Pero hay otras medidas que se deberían tomar para abordar un problema de fondo. Marta Carmona es psiquiatra en un centro de salud mental y para ella hay un problema en cómo se distribuyen los recursos: "Como los equipos de salud mental no podemos dar el sustento tan frecuente e intensivamente como querríamos, se producen muchas crisis agudas". En lugar de poner tantos esfuerzo en tratar las crisis, Carmona apuesta por "aumentar los acompañamientos para evitar que esas crisis se produzcan". La doctora lanza una objetivo hacia el que avanzar: "El tiempo de espera para una primera cita no debe ser superior a un mes y el tiempo de las sucesivas no debería superar las dos semanas".
En la misma dirección, la prevención, apuntan desde el Colegio de Psicólogos de Madrid. Jose Antonio Luengo, su presidente, apuesta "por crear una red en los colegios, en los centros de salud y en los recursos sociales, que detecten cuando una persona necesita que le atendamos". Luengo asume que no todos los sufrimientos humanos, como la pérdida o la incertidumbre, deben pasar por la consulta del terapeuta, pero sí que cree "que el sistema debe ser capaz de detectar un problema y tener los recursos necesarios para atenderlos". Dentro de esta atención, desde el colegio creen que un buen lugar por el que empezar sería implantar en todos los centros de salud la figura del psicólogo y proponen un plan de escalado para que "de aquí a X años, en cada centro de salud, haya un psicólogo".
Y un factor fundamental más para mejorar la salud mental, mejorar el entorno. Si en el siglo XIX se trabajó mucho desde la sanidad pública para mejorar las condiciones de salubridad de las calles y las viviendas para que la gente dejase de enfermar; hoy, dicen los profesionales, las estrategias de salud pública deberían pasar por mejorar las condiciones de vida que están generando tanto malestar. La doctora Carmona pone el siguiente ejemplo: "Si una de las cosas que aparece masivamente en las consultas es el sufrimiento psíquico derivado por la precariedad laboral, no tiene sentido que rediseñemos toda la red para acompañarles, sino que para mejorar su situación habrá que resolver la precariedad laboral".
Atención Bucodental
En los últimos años, se ha publicado cada vez más evidencia científica sobre los beneficios para la salud de que tener una boca sana. Según estos estudios, los beneficios no se limitan a lo bucal, sino que también "mejora el control de la diabetes, reduce el riesgo de Alzheimer y reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, entre otros" afirma Antonio Montero, presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid. Y, sin embargo, la Comunidad de Madrid solo cubre los tratamientos preventivos a los niños entre 7 y 16 años y, para los mayores de 16 años, las revisiones y la retirada de piezas dentales.
Tanto Montero como Lara Vivero, vicepresidenta de la fundación Odontología Solidaria, apuntan a que el avance en este terreno cuenta con una dificultad: los tratamientos odontológicos son muy costos y ven "muy difícil" que el sistema sanitario pueda hacer una cobertura completa. Pero coinciden en que la alternativa sería invertir presupuesto y esfuerzos en evitar los problemas. "La opción alternativa puede pasar por asegurar los tratamientos conservadores y fomentar la prevención", apunta Vivero. "Muchas veces los pacientes tienen una caries pequeña, que se arreglaría con un empaste, pero no lo hacen por el tema económico; asegurar este tipo de tratamientos ayudaría a evitar problemas en el futuro".
La terapia ocupacional
En áreas como la salud mental o la salud bucodental, la cartera de servicios es insuficiente, pero hay algunas ramas que ni siquiera están contempladas. Es el caso de la terapia ocupacional. Su tarea principal es "recuperar o desarrollar las funciones para conseguir la mayor capacidad y la mayor independencia en las actividades básicas de la vida diaria de las personas" cuenta Nuria Mateo, presidenta del Colegio de Terapeutas Ocupacionales de Madrid. Una de las cosas más importantes de esta rama sanitaria es que trabajan tanto con las personas como con la familia y el entorno.
"Un caso típico sería una persona que sufre un ictus y se queda con medio cuerpo paralizado" cuenta Mateo, "ahora esa persona tiene aprender a comer de nuevo, a vestirse solo, a ser independiente, además, a lo mejor, necesitará elevar la cama, cambiar los cubiertos, y tendremos que enseñar a la familia como cuidar a esa persona que ya no tiene las mismas capacidades que antes; todo eso conlleva una valoración y un trabajo que hacemos nosotros".
En el otro lado de la vida, en la infancia, también hay espacio para los terapeutas ocupacionales. Cuando un niño presenta retraso madurativo, problemas de desarrollo o presenta una trastorno del espectro autista, estos profesionales pueden ser de gran ayuda para los pequeños y para sus padres. En la Comunidad de Madrid se encarga la atención temprana, pero las listas de espera son eternas, no incluye a terapeutas ocupacionales y la atención solo está contemplada hasta los 6 años, aunque los niños se benefician de este trabajo durante muchos más años.
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La hija de Rocio Díaz, Maríaeli, tiene ocho años, cuando tenía 15 meses empezaron a hacerle pruebas porque algo no iba bien. Tardarían dos años antes de conseguir un diagnóstico: Trastorno del espectro autista. "Mi hija tiene ahora 8 años y nunca llegó a pisar un centro público", asegura Díaz. Ella y su pareja tuvieron que endeudarse para poder pagar la terapia a su hija, aunque es consciente de que "no todo el mundo tiene la capacidad de endeudarse para recibir esta ayuda". Díaz está muy agradecida a los terapeutas ocupacionales porque no solo ayudaron a Maríaeli, sino que les ayudaron "a ser padres, a disfrutar de la paternidad".
La evolución demográfica del país, que depara una población envejecida y con muchas más personas dependientes, sumado a que se acumula la evidencia de lo importante que es la estimulación temprana en los niños que sufren algún tipo de enfermedad que les afecta en el desarrollo, hace fácil imaginar un futuro próximo en el que los terapeutas ocupacionales se vuelvan imprescindibles dentro del sistema sanitario.
Mejorar la independencia de las personas no solo tiene efectos beneficiosos para ellas, también para sus cuidadores, que ven reducida su carga física y mental. Pero también desde la perspectiva económica, aumentar los esfuerzo en mejorar la recuperación y el desarrollo de las capacidades significará, en el futuro, menos enfermedad, menos ingresos hospitalarios e institucionalizaciones más tardías, es decir, menos gasto para el sistema sanitario.
Todo pasa por primaria
Todos los profesionales apuntan en una dirección: es necesario aumentar los esfuerzos en prevenir los problemas. Es más importante evitar que la gente llegue a necesitar tomar antidepresivos que tener muchos psicólogos. Es más efectivo conseguir que la gente tenga una buena salud bucodental que desarrollar un sistema de atención odontológica capaz de asumir cualquier intervención. Es mejor tener un equipo de terapeutas ocupacionales que tener que abrir más residencias.
Y la piedra angular de la prevención es la atención primaria. Son, por definición, el lugar donde se trabaja el fomento de la salud y el primer lugar donde se ven los problemas antes de que vayan a más. Por eso la primaria es el pilar sobre el que se sostiene el sistema sanitario. Marta Carmona lo explica así: "El sistema parte del supuesto de que la atención primaria funciona, si primaria colapsa, vamos todos detrás".
Karim Agharbi
Redactor en la sección de economía de la Cadena...