De un sótano en Vallecas a actuar con Alizzz y Rigoberta Bandini

Ninguno de los 10 chicos que participan en las "Tardes de Garaje" pensó, cuando empezó a cantar en el sótano de una asociación vallecana, que llegarían a compartir escenario con los artistas más famosos del momento en España. La asociación Garaje utiliza el rap, el reguetón y el trap como herramienta para ayudar a los chicos más jóvenes del barrio. "Nosotros siempre decimos que el rap no es el fin, sino el medio" cuenta Antonio León, educador y técnico de sonido en el proyecto, "lo utilizamos para interesarnos e involucrarnos en sus vidas y, de esa forma, intervenir y mejorarlas". Por el camino hacen canciones, graban discos y actúan. Han llegado a compartir evento con Alizzz y Rigoberta Bandini.

"Todo empezó con talleres de rap de un día, iban un montón de chavales que después se quedaban con ganas de más" cuenta Sofia Buck, "así que la entidad pensó que sería buena idea hacer un proyecto más estable". Ese proyecto más estable se tradujo en crear un estudio profesional en el sótano de la asociación. Al bajar, uno se encuentra con la sala de técnica con una mesa negra, un ordenador y dos altavoces grandes para escuchar bien la mezcla. Al fondo de la habitación, un cristal y una puerta conectan con la sala de grabación. Ahí, un micro de pie, que guardan bajo llave, es el rey de la sala. A su alrededor hay un piano, un par de guitarras y varias planchas aislantes, hechas con tela y madera, que absorben el sonido y evitan que el eco entre en la grabación.

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Sofía Buc llegó al proyecto en 2018 después de no conseguir una plaza para estudiar diseño gráfico. Cinco años después se ha convertido en una de las educadoras de la asociación Garaje y en la productora del proyecto. "Hacer tus temas y dar conciertos es súper divertido, pero a la vez es una compañía, se preocupaban por ti y eso, obviamente, se siente muy bien" cuenta Buc, mientras sonríe recordando los momentos que han vivido. Gracias a la asociación pudo estudiar los cursos que le habilitaron como educadora. Ese es uno de los objetivos del proyecto: facilitar los estudios y encender la vocación.

Moussa y Miguel

Moussa es uno de los chicos que participa en proyecto, llego desde Mali en 2020 y en 2021 comenzó a participar en el proyecto. "Una amiga me preguntó si me gustaba cantar, le dije que sí y vine" recuerda Moussa, escueto en sus palabras. Agradece al proyecto la ayuda con el idioma y la oportunidad de tejer amistades. "Él es un claro ejemplo de que Garaje funciona" asegura Sofía, "cuando llegó no decía nada, no hablaba español y ahora es él el que nos gasta bromas" cuenta la educadora mientras todos ríen al recordar las bromas. Uno de los amigos de Moussa es Miguel. Tiene 20 años, llegó de Colombia, y durante todo el encuentro ánima a su amigo, desde el cuidado y el cariño, a que hable más de su experiencia y de sus temas.

Miguel se muestra entusiasmado con el proyecto. Reconoce que le costó mucho ir: "Yo pensaba que aquí la gente llegaba, tiraba sus temas y se iba, pero no, esto va mucho más allá". Una vez que lo probó no se ha marchado: "Aquí el ambiente es de familia, la cercanía que hay no me la esperaba, eso fue lo que me enganchó". Recuerda que para él, recién llegado de Colombia, la asociación Garaje supuso un lugar en el que hacer amigos, pero también un lugar donde, a través de las letras, abordar temas de los que le cuesta hablar.

Están terminando su proyecto de este año: Verso Meta. Un show que presentan el 28 de abril en la Casa de Vacas y con el que pretenden poder girar por todo el país. Una vez que acaben, esperan poder conseguir gente nueva con la que continuar el próximo curso.