Ocio y cultura

Hemingway y la ‘Fiesta’ que convirtió Madrid en ‘La Capital del Mundo’

Con motivo del centenario de la primera visita del escritor a la capital, el Ayuntamiento de Madrid ha diseñado una ruta por los lugares más emblemáticos de sus estancias

Hemingway y la ‘Fiesta’ que convirtió Madrid en ‘La Capital del Mundo’

Madrid

Rondaba 1923 cuando un joven Ernest Hemingway llegó por primera vez a Madrid, una ciudad que marcaría su vida y su obra. Cien años más tarde, su recuerdo nos invita a recorrer la capital bajo el título ‘Hemingway, un americano en Madrid’, una ruta inspirada en la investigación de la periodista Valentina Salazar. “Hay varios factores que llevan a Hemingway a interesarse por la cultura española y en concreto, en Madrid”, afirma Valentina. Y es que, la capital era la cuna de la cultura, lo que hacía que el escritor se permitiera “disfrutar de la vida nocturna, de los bares y de la buena comida”.

Nuestra primera parada del recorrido es el restaurante Botín, cuyas sillas de madera nos transportan un siglo atrás. “A Hemingway le gustaba sentarse solo, mirando a la pared”, nos cuenta José González, actual propietario del Botín. Allí, entre botellas de Rioja, el americano escribió su célebre ‘Fiesta’. De hecho, era un cliente tan habitual que incluso un día intentó meterse en la cocina para hacer una paella. “Creo que mi abuelo le dijo que era mejor que se dedicara a escribir, que era lo suyo”, recuerda el hostelero.

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Inspirado por su mentora, Gertrude Stein, uno de los motivos por los que Hemingway llegó a Madrid fue por las corridas de toros. Primero, en la antigua plaza y más tarde, en Las Ventas. Con ello buscaba “aprender a capturar las complejidades de muerte”, como señala Salazar. Una afición taurina que le marcará el resto de su carrera.

Entre palabras y ocio, durante sus estancias solía frecuentar el Hostal Aguilar, que le sirvió de escenario para escribir ‘La Capital del Mundo’. A través de sus escaleras de madera, subimos hasta el segundo piso y hablamos con Simón Hernández, su actual propietario. “Cuando se sentaba en el comedor, observaba a los camareros, a la gente que estaba alojada en este hotel. Escribió basándose en la gente que trabajaba aquí”, dice, mientras nos muestra algunas de las habitaciones del hostal.

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway / Wikipedia

Entre las letras y las trincheras

Su segunda visita a Madrid llegó en 1936, en plena Guerra Civil. Fue ahí cuando Hemingway se convirtió en uno de sus más destacados corresponsales, narrando los horrores del conflicto y su intrahistoria. Y entre las bombas, encuentra refugio en el Parque del Retiro y en el Jardín Botánico, los cuales recoge en su obra ‘Por quién doblan las campanas’. El escritor recrea en en estos lugares la paz y la esperanza frente a las bombas que asolan la capital.

Uno de sus bares favoritos para redactar sus crónicas era el Museo Chicote, donde acudía entre daiquiris y sus conocidos ‘Papá Dobles’. Además de la amistad que lo unía con su antiguo dueño, Perico Chicote, “Hemingway comentaba siempre que, mientras escribía sus crónicas, bebía de pie porque el alcohol le afectaba menos. Así, podía seguir escribiendo y bebiendo a la vez”, cuenta Raül Gomez-Carmona, uno de los socios del establecimiento.

Su última visita a Madrid fue 1959, apenas dos años antes de morir. Poco quedaba de aquel escritor que había llegado a España más de tres décadas atrás. En su despedida, se recreó en sus calles y lugares, volvió ahí donde fue feliz y se llevó consigo los recuerdos de una juventud literaria en la que acuñó como ‘La Capital del Mundo’.