¿Cómo nació el mundo según Mesopotamia?
El mundo, desde la perspectiva mesopotámica es un lugar nacido de una guerra entre dioses, un asesinato y un descuartizamiento, tal y como se recoge en el 'Enuma Elish'

¿Cómo nació el mundo según Mesopotamia?
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Alcobendas
El mundo de la mitología es tan amplio como la cantidad de culturas que existen o han existido a lo largo de la historia de la humanidad; y, junto a ellas, también se ha ofrecido un sinfín de formas de ver tanto el origen del mundo como del ser humano, a veces de una forma amable, otras de una forma sanguinaria o, simplemente, accidental. Por eso, para inaugurar la temporada de verano, viajaremos hasta Mesopotamia, cuya visión del mundo dista mucho de lo que podamos conocer hoy, puesto que su origen partió de una guerra y un asesinato.
Según la civilización mesopotámica, el cielo y la tierra formaban un solo cuerpo de materia. La Creación comenzaba con la separación, aunque, en este aspecto, se documentan distintas variantes de este mito, como en el 'Enuma elish' o Poema babilónico de la Creación, el mito hitita de Ullikummi, y el Génesis (1: 6-8); y la misma idea es atribuida por Damascio a la cosmología fenicia de Mochos.
En los textos mesopotámicos la creación de todo corre a cargo de divinidades masculinas. Sin embargo, hasta finales del II milenio a.C., no se conoce una descripción como tal. Para ello, hay que acudir al 'Enuma Elish', el más largo y completo de los mitos mesopotámicos, redactados en lengua acadia, sobre esta materia. Además, está escrito en siete tablillas cuneiformes que suman cerca de 1100 versos, reconstruidas a partir de los numerosos fragmentos aparecidos sobre todo en distintas localizaciones.
El protagonista de esta historia es Marduk, el dios protector de Babilonia, considerado el dios más poderoso del panteón. Y, lo más curioso, es que, al igual que, más adelante, se explica en la mitología egipcia, el mundo terrenal venía de una totalidad acuosa. Y, de esa totalidad caótica y sin forma, se encuentran dos aguas primordiales: una asociado con el género masculino (el agua dulce subterránea), a la que se llamó Apsu, y sobre quien flotaba la tierra, y otra asociada con el género femenino, llamada Tiamat, el agua salada. Además, al igual que en mitos de otras culturas, se atribuye el origen de las criaturas a una relación sexual, lo que alienta la creencia de que, al menos, en un principio, Tiamat y Apsu tenían una buena relación. De esa unión nació la primera pareja de dioses, Lahmu y Lahamu, de quienes, salvo el nombre, no se conoce nada, pero quienes, a su vez, tuvieron a Anshar y Kishar. Esta segunda pareja de dioses, engendró al dios del cielo Anu (o Antu). A su vez, Anu engendró a Nudimmud, el dios de las aguas dulces, un dios sabio, dotado de gran fuerza y que no tenía igual entre los dioses, quien, además, fue el procreador de la humanidad junto a su esposa, Damkina, progenitores, también, de Marduk, el sol del cielo y símbolo de las fuerzas de renovación que se manifiestan en la primavera.
El 'Enuma Elish' narra el enfrentamiento entre dos grupos de entidades: el más viejo, encabezado por Apsu y Tiamat, y el que componen los dioses jóvenes, Anshar-Kishar y los posteriores. La cosmogonía, tal como la presenta el poema, es el resultado de ese conflicto, el cual se basó en algo tan antiguo como el enfrentamiento intergeneracional entre la gente más mayor y la gente joven. Las entidades ancianas, que ansiaban la tranquilidad, estaban incómodas por la actitud de los jóvenes, porque se conoce que perturbaban a Tiamat al agitarse de un lado para otro, hacían mucho ruido y, en definitiva, eran un poco molestos.
¿Quieres saber cómo acabó ese conflicto? ¡No te pierdas la sección!