Sociedad

El Instituto Quevedo de las Artes del Humor de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares, denuncia una coacción de la libertad de expresión

La institución, ha denunciado mediante un comunicado su preocupación por lo que considera una constante amenaza al ejercicio de la crítica satírica, y ha reivindicado que se está impidiendo el normal desarrollo del inviolable derecho a la libertad de expresión y de impresión.

Alcalá de Henares

Tras noticias como la querella a la revista Mongolia, donde dos de sus editores han sido imputados por un juez, acusados de ofensas a los sentimientos religiosos por una portada satírica donde se ironizaba sobre el belén navideño; o la imputación a los humoristas que parodiaron a la Virgen del Rocío en TV3, el Instituto Quevedo del Humor, ha denunciado en un comunicado casos como estos, explicando que el humor es la prueba del algodón de la libertad de expresión, y un concepto fundamental en una sociedad democrática, donde su salud se mide por los límites que se ponen al ejercicio de la sátira.

En el comunicado emitido por el Instituto Quevedo de las Artes del Humor, se explica que el humor no deja de ser un ejercicio de crítica que, guste más o menos, sea más o menos acertado, está amparado por el derecho de libertad de expresión y de impresión, y recalcan que ante casos en los que se puedan o hayan podido herirse sensibilidades, apelan a la civilizada tolerancia, defienden la ironía, y reivindican el arte inteligente y responsable de practicarla con libertad. La institución incide en su preocupación por la constante amenaza al ejercicio de la crítica satírica, y manifiestan la defensa de la libertad de expresión en el libre ejercicio de la opinión satírica en sus innumerables facetas.

Juan García, Secretario Ejecutivo del Instituto Quevedo, ha explicado que desde el instituto, consideran indispensable defender la libertad de expresión e impresión, y añade, que estos acontecimientos, no solo limitan la labor profesional de los humoristas gráficos, sino también la labor de todos los comunicadores, que cada vez ven más coacciones a la hora de ejercer su trabajo. García, explica que se sienten preocupados al ver los primeros síntomas de una "democracia enferma", donde los intentos de amordazar al colectivo de los profesionales, dice que son cada vez más habituales.

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