Una mano semiamputada y media cara paralizada: el ataque por error de los Trinitarios de Leganés

La Policía Nacional ha avanzado en sus investigaciones sobre una agresión a dos jóvenes en enero en la zona de Delicias de la capital

Agentes de la Policía Nacional proceden a la detención de los sospechosos. Foto de @Policia / Policía Nacional

Agentes de la Policía Nacional proceden a la detención de los sospechosos. Foto de @Policia

Leganés

Es una noche de sábado como otra cualquiera. Dos jóvenes de 18 y 19 años están sentados en un banco de un parque del distrito madrileño de Arganzuela cuando, de repente, una jauría de encapuchados armados con machetes y adoquines los aborda al grito de "¡patria libre!". Sin tiempo para reaccionar, uno se percata de que tiene la mano semiamputada y el otro la mitad de la cara abierta. Son las 22.55 horas, es 14 de enero y hace frío, pero eso no impide que los dos chicos -y un tercero que les acompaña- hayan bajado al parque de la Cuña Verde del Ferrocarril, en la zona de Delicias, donde hay varias canchas de fútbol y baloncesto.

Pero las investigaciones de los agentes de la Policía Nacional expertos en bandas juveniles, a las que ha tenido acceso EFE, conocen que este parque es un punto de reunión de pandilleros, en concreto del "coro" -facción de estos grupos asentada en un determinado territorio- de los Dominican Don't Play (DDP) de Embajadores, uno de los más activos y sanguinarios de la capital. Por esa razón los investigadores, tras la brutal agresión, pudieron pensar que se trataba de un ataque planificado y dirigido directamente contra miembros identificados de esa banda por parte de alguna facción de la contraria, los Trinitarios, pero nada más lejos de la realidad.

"Fueron ellos como podían haber sido otras personas que se hubieran encontrado en el parque en ese momento", subrayan en su informe final los agentes pertenecientes a la Brigada Provincial de Información de Madrid, quienes sí probaron que detrás de este ataque "orquestado" se encontraban los Trinitarios. Sin embargo, comprobaron que las víctimas "no tenían ningún tipo de relación con el entorno de las bandas". ¿A quién querían hacer daño entonces?

Doce Trinitarios para una venganza

Los investigadores se hicieron con las imágenes de las cámaras de videovigilancia de la zona, los testimonios de las personas que podían arrojar luz al suceso, los datos de los teléfonos geolocalizados en el parque y los alrededores e, incluso, las tarjetas de transporte utilizadas en las estaciones de Metro y Cercanías más próximas. Así, trazaron los movimientos de un total de 12 jóvenes sospechosos, quienes habían marchado hacia el lugar de los hechos, en fila de a uno y con una separación de unos tres metros entre cada uno de ellos, desde la boca de Metro de Delicias, minutos antes de acometer el ataque.

La mayoría se habían subido en un tren que partía desde la estación de La Fortuna, en el municipio de Leganés, uno de los feudos de los Trinitarios en la Comunidad de Madrid, mientras que unos pocos se habían unido al grupo en la parada de Legazpi. Entre ellos estaba el apodado como Gretty, un alto cargo de los Trinitarios que vive cerca del parque en el que quiso cobrarse su venganza contra los Dominican Don't Play de Embajadores.

Y es que los agentes pudieron escuchar una llamada entre Gretty y otro integrante de la banda cuyo teléfono estaba "pinchado" (intervenido) por la policía en el marco de una investigación relativa a la financiación irregular, mediante estafas, de los Trinitarios. En esa conversación el sospechoso, horas antes de la agresión, comenta a su interlocutor que está con otros miembros de la banda porque van a ir al citado parque, donde supuestamente se encuentra su objetivo, que no fue identificado. Sería un ajuste de cuentas en caliente. Ese mismo día, los DDP de Embajadores habían intentado agredirle cuando estaba junto a su padre en un bar de la zona.

Siete "miembros probados"

En esa rueda de venganzas y ataques cruzados, el suceso en "su parque" llegó a oídos del "coro" de los DDP de la zona, que sólo tardó 11 días en tomar represalias acudiendo en grupo a la plaza Rutilo Gacis, territorio de la facción de los Trinitarios que había perpetrado la agresión a dos jóvenes inocentes. Por fortuna, ese día la sangre no llegó al río. Finalmente, los agentes identificaron a los 12 presuntos autores del ataque, cinco "miembros probados" de los Trinitarios, dos "en fase de estudio" y cinco menores relacionados con la banda. Los mayores de edad eran cinco españoles, un dominicano y un caboverdiano, todos de entre 18 y 21 años.

Una vez recabadas las suficientes pruebas contra ellos, la Policía llevó a cabo 12 registros en los domicilios de los presuntos agresores, que fueron detenidos acusados de dos delitos de asesinato en grado de tentativa. Además, a los cinco "miembros probados" se les atribuye otro delito de pertenencia a organización criminal. Los siete adultos fueron enviados a prisión provisional por orden del juez, mientras que los cinco menores quedaron internados en un centro en régimen cerrado. Mientras, los dos chicos a los que acribillaron de forma despiadada tratan de asumir -si a esa edad es posible- que no volverán a recuperar la movilidad en una mano y en la mitad de la cara, respectivamente, por una venganza ajena.

 
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