Uno de los arquitectos del monumento del 11M de Atocha pide al Rey, a Ayuso y a Almeida que no se destroce por las obras del Metro
Mauro Gil-Fournier escribe una carta abierta en la que lamenta que la decisión se haya tomado en verano y sin consultar a los cinco arquitectos que ganaron un concurso internacional para levantar el monumento en 2007
Madrid
El 11 de marzo de 2007 se inauguró en Atocha el monumento de homenaje a las víctimas de los atentados terroristas de 2004. Para elegir el proyecto se había organizado un concurso internacional con más de 280 propuestas que ganaron cinco arquitectos madrileños por unanimidad. Uno de esos arquitectos es Mauro Gil-Fournier quien lamenta que se haya tomado la decisión durante los meses de julio y agosto, que nadie les haya informado y que se vaya a destruir una pieza única. "El monumento no se puede desmontar, solo se puede destruir. Y eso es lo que, tristemente, parece que va a suceder en los próximos días porque las obras ya están allí. No hay grandes explicaciones ni de la Comunidad de Madrid, ni del Ayuntamiento más allá de que es un plan y que tiene todas las aprobaciones para ser destruido", cuenta en conversación telefónica.
Mauro ha escrito una carta abierta dirigida al Rey Felipe VI, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. "Al alcalde porque ha dado la aprobación para la destrucción del monumento, a Ayuso porque es la responsable de su desmantelamiento y al Rey porque estuvo en la inauguración y creo que vio el valor del espacio, del lugar y del monumento. Creo que necesitamos un debate para poder hablar las cosas de las ciudad", explica. Por eso este arquitecto pide un reflexión. "Claro que me afecta la destrucción del monumento, a mí y a mis compañeros. Me gustaría que pudiéramos explicarlo y que hiciéramos una reflexión si es la mejor forma que tenemos de honrar a las víctimas".
En la carta que ha redactado este arquitecto recuerda que el monumento 11M se construyó en vidrio fabricado en Alemania como una única pieza de 11 metros de altura y 16 toneladas de peso. Que el cilindro de vidrio que se ve desde arriba no es el Memorial, sino el espacio interior dentro de la estación donde ese encuentra una sala azul con los mensajes que se escribieron al día siguiente de los atentados y lamenta que el Ayuntamiento de Madrid nunca haya puesto una placa que señalara el lugar. Por eso le gustaría que "el monumento perdurara, me gustaría que se rediseñara el área y que estuviera mejor con el monumento. Se puede debatir cómo lo hacemos mejor, por dónde pasan los coches, sin volvemos a hacer rotondas, si hacemos más espacios para el peatón. Estamos en un lugar que es el Paseo de la Luz, Patrimonio de la Humanidad, y vamos a destrozar cosas. Yo creo que el diseño no destroza, el diseño ayuda a que las cosas estén mejor".
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En la misiva, Mauro Gil-Fournier, invita a reflexionar sobre si un monumento son solo las piedras que lo componen o sin también son lo que esas piedras producen al ser respetadas cientos de años en su lugar y sobre si la idea de progreso, en este caso en forma de nueva línea de Metro, apisona la sensibilidad de lo que ya existe y tiene valor.
Elena Jiménez
Soy periodista desde hace algo más de un par de décadas. Especializada en temas sociales y educativos....