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¿Cómo nació el mundo en Norteamérica?

Los mitos de las tribus norteamericanas comparten un fuerte vínculo con la naturaleza, la cual se manifiesta de múltiples maneras, incluyendo los diluvios universales, presentes en otras religiones

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El viaje de esta semana hacia el pasado mitológico de las civilizaciones pasadas y presentes nos lleva hasta Norteamérica, concretamente hasta los pueblos indígenas que, incluso hoy en día, mantienen vivos muchas de sus historias, algunas relacionadas con una mitología que comparte elementos también presentes en otras religiones más conocidas, como la existencia de un diluvio universal como castigo por agraviar a los dioses. Además, comparten un fuerte vínculo con la naturaleza.

Una de las primeras cosas que hay que saber de las culturas indígenas norteamericanas, es que sus sistemas de creencias, que son tan diversos como el número de tribus, incluyen muchos relatos sagrados. Además, disponen de un rico simbolismo ligado al tiempo, las estaciones del año y los cuatro elementos de la naturaleza, entre otras muchas cosas. Son comunes el principio de Gran Espíritu que lo abarca todo, de carácter universal y omnisciente, con una fuerte conexión con la Tierra, así como varios relatos sobre la creación y la memoria colectiva de ancestros comunes.

Como sucede con otras mitologías, tales como la africana o la eslava, esta adopta la identidad de cada pueblo o tribu que la componen. Por ejemplo, existe la mitología de los hopi, un pueblo que no constituye un corpus de creencias tan arraigado como otras culturas, pero en el que se pueden detectar una serie de narraciones y concepciones del mundo que la conforman. Además, la mezcla con misioneros cristianos los hizo adoptar figuras religiosas europeas.

Para este pueblo, El dios supremo es Taiowa, dios del sol, quien creó el Primer Mundo a partir del espacio infinito. Otras versiones indican que creó a Sotuknang y, éste, creó la Abuela Araña, diosa a la que atribuyen el origen del universo. Por otro lado, otra podemos encontrar a Masauwu, dios de la muerte, que permitió el paso hacia el Cuarto Mundo, considerado el mundo presente, ya que sostienen que, en el pasado, hubo tres mundos anteriores a este.

Respecto a esos diferentes mundos, los hopi sostenían algo similar a lo que podemos encontrar en mitos como el bíblico o el maya; y es que los humanos habitaban en un mundo primigenio, pero pecaron contra los dioses, entregándose a la promiscuidad sexual y la agresividad. Por eso, la Abuela Araña condujo a los elegidos hacia un segundo mundo y destruyó el primero. Sin embargo, la naturaleza perversa del hombre provocó que el proceso se repitiera tres veces más.

Por otro lado, tenemos a los pueblos Tsimshian, ubicados en la costa noroeste del Pacífico. En este caso, sus mitos se distinguen entre los “adaawx” (historias sobre espíritus animales con forma humana y generalmente está relacionado con el origen de la Tierra y los pueblos que la habitan) y los “malesk” (cuentos de aventuras o historia que pretende entretener en lugar de explicar). Además, sitúan como figura mitológica central al cuervo, ya que, parta ellos, es visto como el creador del universo y un intermediario entre sus encarnaciones físicas y espirituales.

Según su mito de la creación, se presupone un universo oscuro y tranquilo, poblado por una variedad de espíritus animales. También había un jefe que mimaba a su hijo, lo que hizo que se enfermara y muriese; pero, al día siguiente, apareció en la cama un nuevo joven, sano y visible en la oscuridad, que fue inmediatamente adoptado por el jefe. Inicialmente, este niño no comía, pero los espíritus esclavos lo engañaron para que comiera costras, lo que desencadenaría un enorme apetito en el pequeño, que comenzó a comer tanto que el jefe y los aldeanos lo despidieron con una manta de cuervo.

Con el tiempo, ese niño pasaría a convertirse en Raven.

Si quieres conocer a este curioso personaje, ¡no te pierdas la sección!

 
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