Navidad, una fiesta que va más allá del cristianismo
La tradición navideña, pese a componerse de múltiples aspectos relacionados con el cristianismo, parte de sus raíces se encuentra en pueblos como el romano o el vikingo
Navidad, una fiesta que va más allá del cristianismo
Comunidad de Madrid
La leyenda y la tradición que envuelven a la Navidad no es poco conocida, como tampoco escapa a las celebraciones la presencia de belenes y diversas escenas en las que se representan diferentes partes de esa historia. Sin embargo, algunos aspectos que forman parte de esa tradición comparten raíces culturales pertenecientes a pueblos paganos, como la romana o la vikinga.
Tal y como indica la tradición cristiana, el origen de la Navidad, desde el punto de vista religioso, se remonta al nacimiento de Jesús. En algunos países de Occidente se celebra entre la noche del 24 y el día 25 de diciembre, así como la protagonizan la magia, la ilusión, los regalos, las cenas y los villancicos. No obstante, parte de la tradición navideña viene de festividades pertenecientes a otros pueblos, como Saturnalia, una fiesta romana en honor a Saturno, dios de la agricultura y la cosecha, que, originalmente, transcurría entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno. Esto se debía a que las labores agrícolas finalizaban en esta época y tanto campesinos como esclavos podían aplazar el trabajo cotidiano. Además, en esas fechas, los romanos visitaban a sus familiares y amigos, intercambiaban regalos y celebraban grandes banquetes públicos, por no hablar de que, el 25 de diciembre, también conmemoraban el nacimiento del dios Apolo, cuya fiesta recibía el nombre de “Dies Natalis Solis Invicti”.
Por otro lado, si uno repara en el árbol de Navidad (uno de los principales símbolos de estas fiestas), es necesario mencionar a la fiesta nórdica Yule, también destinada a celebrar el solsticio de Invierno. En este caso, la fiesta duraba doce días, empezando el 21 de diciembre y se dedicaba a rezar y hacer sacrificios a los dioses para pedirles su bendición ante el proceso de renovación de la vida que era para ellos el invierno. Especialmente honraba a Frey, dios de la fertilidad, para tener una cosecha próspera. Asimismo, se hacían grandes banquetes y celebraciones en familia, aunque, en lo referente al árbol de Navidad, su relación con esta fiesta reside en el Tronco de Yule, el cual se quemaba y se dejaba arder durante toda la noche para, a la mañana siguiente, esparcir sus cenizas por la tierra para potenciar su fertilidad. Por otro lado, también se piensa que guarda relación con Yggdrasil y con un árbol alemán consagrado al dios Thor.
Por último, esta sección no podía concluir sin hacer alusión a uno de los elementos más importantes de la Navidad: los regalos; y es que, aunque en España los líderes indiscutibles de su reparto sean los Reyes Magos, existe toda una comunidad mágica encargada de llevar la magia y la ilusión a todos los niños del mundo, como Papá Noel, la Bruja Befana (de fama italiana), el Anciano de las Nieves y la Doncella de la Nieve, la Cabra de la Navidad o Joulupukki (procedente de Rusia, Ucrania y Bielorrusia), o el propio Niño Jesús.
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