El otoño cálido y seco favorece el aumento de población de la peligrosa oruga procesionaria
Agentes Forestales inicia su control y marca consejos para personas y mascotas ante su presencia en zonas naturales y parques urbanos
NaN:NaN:NaN
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1707736320565/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Guadarrama
El Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid ha iniciado los trabajos de revisión y evaluación de la presencia de la oruga procesionaria en toda la región. El objetivo es controlar su propagación, puesto que además del peligro que supone para la salud de personas y animales de compañía, disminuyen el vigor del arbolado haciéndolo más sensible a los incendios.
El Jefe de Operativo de los Agentes Forestales, Miguel Higueras, ha explicado que este año han detectado más bolsones de oruga procesionaria en las zonas altas de los pinos por la ausencia de bajas temperaturas en invierno. Los otoños cálidos y secos les favorecen por lo que se está produciendo un aumento generalizado de población.
La oruga procesionaria genera grandes daños en las masas forestales, propiciando la aparición de otras plagas y disminuyendo el vigor del arbolado. En animales de compañía como perros, pueden producir daños severos en la lengua y en algunos casos hasta la muerte.
Los Agentes Forestales recomiendan a la población evitar cualquier contacto con los nidos y con las orugas, que sus pelos urticantes pueden ser trasladados por el viento, y provocar reacciones alérgicas en la piel. Hay que evitar pasear bajo los pinos afectados o cerca de ellos, en caso de tener que hacerlo, hay que cubrirse la mayor parte del cuerpo, llevar gorra y gafas, y evitar frotarse los ojos.
Los Agentes Forestales evalúan su presencia en una zona delimitada y deciden si deben tomarse medidas como la aplicación de insecticidas, la instalación de trampas de feromonas, u otras acciones para su desaparición. Las zonas más afectadas por este insecto son sobre todo, las de Pinus pinaster, del piedemonte de la Sierra de Guadarrama, y de Pinus halepensis, presenta en el este y sureste madrileño.