La Asamblea de Madrid dispara el gasto en telefonía móvil un 56%, hasta 1,25 millones de euros
La Cámara acaba de adjudicar el nuevo contrato a la oferta más cara de las tres que se habían presentado
Madrid
Los diputados madrileños llegaron al pleno del 15 de febrero con un complemento peculiar: una discreta bolsa de papel marrón con una pegatina con su nombre. Tenía el tamaño justo para guardar un libro y habría pasado desapercibida, si no fuera por su abundancia. Según fue avanzando la jornada, más y más escaños fueron colonizados por esas bolsas. Entre aplauso y abucheo, según tocara, los compañeros de escaño que ya la tenían enseñaban su contenido a los más rezagados: un iPhone 15 con una capacidad de almacenamiento de 256Gb y un pincho para acceder a internet desde dispositivos portátiles.
Esos teléfonos forman parte del contrato que la Asamblea de Madrid ha licitado para los representantes públicos y los trabajadores de la Cámara. “Al inicio del este contrato se va a entregar móvil a los 135 diputados y 69 más, al personal. En total, 204”, detallan los servicios de comunicación del Legislativo. El contrato se ha adjudicado durante cuatro años a la operadora Orange por un máximo de 1.250.000 euros –antes de impuestos-, un 56% más de lo que costó ese mismo servicio en los cuatro años anteriores –800.000 euros sin impuestos-.
¿A qué obedece semejante incremento en solo cuatro años? La respuesta que puede parecer obvia, el escenario inflacionario que estalló tras la invasión rusa de Ucrania, no se ajusta a la realidad. El de las telecomunicaciones es precisamente uno de los pocos servicios que, en lugar de ser más caro hoy que hace cuatro años, se ha abaratado. Para los consumidores domésticos, la tarifa tipo del paquete de telefonía fija y móvil y de la banda ancha fija y móvil ha caído más de un 21% en ese periodo, según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
La explicación tampoco está en el modelo de teléfono que se les ha entregado a los diputados. El anterior contrato, firmado con Vodafone, también incluía terminales de alta gama. De hecho, según figura en los propios pliegos, el “parque” estaba compuesto mayoritariamente por el modelo iPhone 12, de última generación en aquel momento. Además, hay una diferencia sustancial entre ambos contratos: el anterior obligaba al adjudicatario a renovar los teléfonos a los dos años; pero esa exigencia ha desaparecido en este último, a pesar de ser de un importe muy superior.
La respuesta es que la licitación se la llevó la empresa que había presentado la oferta más cara, aunque el precio tenía un peso de 60 puntos sobre 100 al baremarlas. La Asamblea tenía sobre la mesa una propuesta de Telefónica por menos de la mitad; y otra de Vodafone, que representaba un ahorro del 36% respecto a la que resultó ganadora. ¿Cómo puede ser que la oferta más cara se lleve una licitación en la que el precio es el principal criterio de adjudicación? La respuesta está en el otro apartado, el de “criterios técnicos y prestaciones adicionales”. Según los pliegos, todas las ofertas que no alcanzaran al menos 25 puntos de los 40 en liza quedaban excluidas automáticamente.
¿Significa eso que la oferta ganadora era técnicamente muy superior a las otras dos? A juzgar por las puntuaciones finales, no. La oferta de Orange consiguió 28,5 puntos; la de Vodafone, 22,98; y la de Telefónica se quedó en 20,38. Solo Orange superó el umbral de los 25, a pesar de que los propios técnicos de la Asamblea, que emitieron un juicio de valor sobre las condiciones de las tres ofertas, no apreciaron grandes diferencias entre ellas. Todas tenían sus puntos fuertes y flaqueaban en otros.
Lo que decidió la licitación, y la decantó a favor de la oferta más cara, fueron 5 puntos. 5 de 100. Los únicos que se entregaron bajo un criterio de ‘todo o nada’. Juzgaban el número total de terminales ofertados; cuántos se añadían para sustitución en caso de robo, extravío o avería; y el número total de módems ofertados. Sin límite por arriba. La mejor oferta recibía la puntuación máxima; la peor, cero puntos; y la intermedia, una puntuación ponderada entre ambos extremos. Es en este apartado en el que Orange echó el resto.
La multinacional francesa puso sobre la mesa 473 terminales, a pesar de que la necesidad inicial apenas sobrepasa los 200. Más desproporcionada aún fue la oferta de módems, 532. El resultado es que Orange consiguió esos cinco puntos cruciales íntegros, frente a una valoración pírrica de sus rivales -Vodafone consiguió solo 1,23 puntos y Telefónica unos ridículos 0,13 puntos-. Así, la ‘teleco’ naranja se llevó un contrato con una oferta económica mucho más cara que las de las otras empresas y a pesar de que, sobre el papel, el precio era el apartado con más peso a la hora de decidir el concurso.
“En relación con el número de terminales, hay que tener en cuenta que durante la vigencia de este contrato tendrá lugar el cambio de legislatura con la consiguiente renovación de los móviles”, explica un portavoz de la Cámara, dando por sentado que los diputados que accedan al acta en 2027 quedarán cubiertos también por este contrato. No ha ocurrido eso con los actuales legisladores, que accedieron al acta el 13 de junio de 2023, con el contrato anterior –por unos días- aún en vigor.
Desde la Presidencia de la Asamblea de Madrid, que ostenta el popular Enrique Ossorio, eluden pronunciarse acerca de la necesidad de cambiar, de cara al futuro, los criterios de baremación. “La Presidencia no hace valoraciones de los pliegos, realizados por los técnicos y los servicios de la Asamblea de Madrid”, apunta su portavoz. Tampoco valora el encarecimiento del contrato, que “fue adjudicado conforme a los criterios establecidos”, recalca.
Javier Alonso
Periodista. Licenciado por la Facultad de Ciencias de la Información de la Univesidad Complutense de...