El adiós a nuestra mascota, desde la incineración hasta joyas con sus cenizas
Los crematorios para animales de compañía ofrecen cada vez servicios más completos. Recogida, incineración y hasta joyas con las cenizas del animal, sencillos colgantes o incluso hasta diamantes. Desde ‘El último paseo’, tanatorio de Ciempozuelos, nos explican cómo es su trabajo
Entrevista a Francisco Álvarez, gerente del Crematorio para animales de compañía 'El último paseo', de Ciempozuelos.
Ciempozuelos
El 49% de las personas en España conviven con un animal de compañía, convirtiéndolo en uno más del núcleo familiar, según datos dados a conocer en la última Feria para el profesional del animal de compañía, celebrada el pasado mes de marzo. El mercado ofrece múltiples ofertas de cuidados, alimentación y accesorios para ellos, un mundo en continua evolución, al igual que el de los crematorios para animales de compañía, ese lugar al que al final, aunque nos duela, tendremos que llevar cuando se muera a ese perro o gato que nos ha dado tanto.
Este ámbito también está sujeto a cambios y nuevas propuestas. De hecho, en los últimos años muchos propietarios de estos animales piden que con las cenizas les hagan una joya que llevar siempre consigo, según ha contado en SER Madrid Sur, Francisco Álvarez, gerente del crematorio de mascotas ‘El último paseo’, en Ciempozuelos.
“Nosotros regalamos un colgante que lleva dentro unas pocas cenizas de la mascota”, pero reconoce que en este asunto hay “una gran variedad de opciones, desde poder hacer diamantes, lo que no es barato, hasta joyas para pulseras u otras que quedan como joyas de porcelana integrando parte de las cenizas”. Evidentemente los precios varían y en estos tiempos de crisis “la mayoría opta por el colgante de regalo”.
El adiós
El decir adiós al animal que nos ha acompañado una parte importante de nuestra vida, “es doloroso para todas las personas que pasan por aquí”, por eso hay que tener mucho tacto en esos momentos de despedida. Álvarez cuenta como su tanatorio ofrece un servicio de recogida del animal muerto, o bien en el domicilio de la familia, o en la clínica veterinaria donde haya fallecido. “Los veterinarios se encargan de avisar al crematorio para gestionar todo el proceso, pero si fallece en domicilio, nosotros nos encargamos de ir a recogerlo y dar el servicio que quiera el dueño”. Previamente hay que hacer la tramitación de la baja por parte del veterinario, si el animal tiene chip, cuenta. Una vez en las instalaciones, el cuerpo puede ser velado por la familia antes de la incineración, para después entregar las cenizas en la urna elegida por el dueño.
Lo que sí advierten desde el tanatorio es que esparcir las cenizas en cualquier lugar, en el campo o en su parcela, por ejemplo, es “ilegal”. Tendrán que ser enterradas en un cementerio para animales o quedarse con la urna en casa.
Aunque durante un tiempo se puso de moda tener como animal de compañía animales exóticos como serpientes o cerdos vietnamitas, lo más habitual que llega a este tanatorio son perros y gatos, pero también han tenido hámster, serpientes o tortugas, que “debían tener más años que todos los de la familia sumados”, dice.
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