Las guerras, un asunto de dioses y leyendas
Ares, Nergal y Thor son algunos de los nombres más conocidos cuando se habla de las guerras, ya que muchos mitos hacen referencia a estas y a los señores que las dirigen
Las guerras, un asunto de dioses y leyendas
Comunidad de Madrid
Cuando uno se para a pensar en el concepto de la guerra, junto a sus consecuencias materiales, humanas, políticas y económicas puede preguntarse cómo es posible que se permitan. Si se echa la vista atrás, hacia un mundo en el que los dioses y las leyendas regían sobre el corazón y la mente de las personas, podemos preguntarnos por qué les place ver cómo se desatan guerras entre los hombres y, sobre todo, quién se encarga de apoyarlo.
Algunos de los nombres que pueden llegar a la mente pueden ser los de Ares, Thor y Nergal, todos ellos dioses asociados con la guerra, en algunos casos a su lado más caótico y violento, en otros a la actividad en sí misma. Aunque también puede hacer acto de presencia el jinete del Apocalipsis, quien, según la Biblia, representa la personificación misma de la guerra.
En lo referente al mundo heleno, Ares es el dios del lado más caótico y violento de las batallas, ejerciendo de contrapunto frente a Atenea, diosa asociada a la estrategia bélica. Es hijo de Zeus y Hera y cuenta con una larga prole de hijos, entre los que destacan Eros, Harmonía, Fobos (el miedo), Deimos (el terror) y las amazonas, mujeres guerreras a menudo asociadas con un papel antagonista en los mitos. Sin embargo, pese a lo que a uno le pueda parecer la batalla, Ares era un dios que destacaba por su belleza y su valor, lo que le llevaría a ganarse el afecto de Afrodita. En los mitos, solía aparecer en compañía de Fobos y Deimos, de su hermana Eris (diosa de la discordia) y de su auriga Enío.
Uno de los mitos más populares en los que participa este dios, es el de su lucha con Hércules, aunque no puede olvidarse su papel en la Guerra de Troya, en la que también participó. En su caso, apoyó a los troyanos, dirigiendo, en ocasiones, en la batalla junto con Héctor, si bien, en este relato, Ares no gozaba de mucha popularidad entre los olímpicos. Sin embargo, fue bastante venerado en Esparta.
Por otro lado, en Mesopotamia se encuentra Nergal, un dios sumerio del inframundo y señor de los muertos, también asociado a la guerra, las plagas y la enfermedad. De hecho, aún se sigue hablando de él, aunque no como un dios, sino como un demonio, según la mirada abrahámica. En cambio, como deidad, cuenta con una leyenda en la que se explica cómo llegó a convertirse en el rey del inframundo. Pero, a diferencia de otras mitologías en las que primero es el rey y, más tarde, la reina, antes de llegar él al trono del inframundo, ya lo gobernaba una diosa, llamada Ereshkigal, con quien compartiría una historia de romance, pasión y despecho que se zanjaría con un acuerdo y un conflicto aplacado por los pelos.
Por último, la lista termina con Thor, dios nórdico del rayo, aunque también relacionado con la guerra, la igual que Odín. Sin embargo, más que un dios bélico, se le ve como protector, una asociación que se debe a sus hazañas de armas al matar gigantes y a su lucha con la Serpiente de Midgard, Jörmungandr), quien será su último rival en el Ragnarok.
Si quieres saber más sobre estos dioses y sus leyendas, ¡no te puedes perder la sección de esta semana!
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