El taxista juzgado por el crimen de dos hombres en Parla habla de "lagunas" ese día pero no se ve capaz de matar a nadie
El acusado insiste en que se emborrachó hasta perder los recuerdos de aquel día y posteriores, pero mantiene que no mató a las víctimas y que no hay pruebas para inculparlo
Madrid
El individuo procesado por la muerte de dos hombres en Parla en diciembre de 2021 ha negado hoy haber participado en el doble crimen, pero ha reconocido tener ese día "lagunas" temporales a causa de la elevada ingesta del alcohol pero insistiendo en que cree que no es capaz de matar a nadie.
Los hechos ocurrieron la noche del 27 de diciembre de 2021 cuando, según el escrito de la acusación, A.B.G. mató a cuchilladas dentro de ese establecimiento a R.M.R.S, quien lo regentaba, y también a J.A.A.A. Luego prendió fuego a la cortina que separa la zona de clientes del bar.
En el juicio, el acusado ha señalado esta mañana que en aquel momento trabajaba como taxista pero que los días que libraba se dedicaba a beber tercios de cerveza y a jugar a las máquinas tragaperras. Y ese día, el 27 de diciembre, reconoció que estuvo en el bar La Espuela para hacer tiempo a que terminara la colada que estaba realizando en una lavandería cercana.
El procesado ha señalado que esta tarde había estado hablando con las víctimas, una estaba dentro de la barra y otra fuera. "No les conocía de antes y empezamos a hablar de fútbol", ha indicado, sin dar mayor importancia al contenido de las conversaciones y negando discusión o pelea con esas personas. "Yo nunca me he peleado con nadie", ha aseverado.
Alega "lagunas de memoria"
El interrogado por el Ministerio Fiscal y los abogados de la defensa y acusación ha afirmado que tras acabar la secadora llevó la ropa a su casa y volvió al bar. Y que regresó otra vez a su vivienda a por dinero para seguir jugando. Ha admitido que ese día bebió en exceso y que tiene "lagunas de memoria" sobre los acontecimientos de la noche.
De hecho, no sabe a qué hora llegó a dormir a casa ni como llegó, pero sí que lo hizo "meado", por lo que se cambió de ropa y cree que su mujer puso una lavadora con toda su ropa manchada.
El día siguiente, al no encontrar sus llaves, el acusado volvió a las inmediaciones de su taxi, a la lavandería y miró desde fuera del bar para trtar de encontrarlas. Al no hallarlas, intentó ir a por unas llaves de repuesto que tenía la dueña del taxi pero nunca llegó a recogerlas. De hecho, ha asegurado que volvió a emborracharse, esta vez en un bar de Getafe y en un parque tras comprar latas de cerveza, repitiendo la misma rutina al día siguiente.
Fue ya el día 29 de diciembre, ha continuado el acusado, cuando su mujer le indicó que había llegado a la casa la Policía preguntado por él. Y es cuando decidió acudir a comisaría, pero que antes fue interceptado por unos agentes secretas, que le detuvieran.
En se momento, la fiscal ha planteado en el juicio una contradicción, indicando que había declarado en el Juzgado que el 29 de diciembre había ido a comisaría "a entregarse". En ese punto, el procesado ha referido el hecho de tener "pequeñas lagunas" también esos días por la cantidad de alcohol ingerida.
Asismismo, ha declarado que se enteró del doble homicidio por los periodistas de Telemadrid que habían llegado al lugar. También que ese día no llevó a ese bar ningún cuchillo y recalcó que no mató a ninguna de las dos víctimas.
"Yo no puedo matar a nadie"
"Yo creo que no puedo matar a nadie y no he matado a nadie. Yo no recuerdo que hubiera habido ninguna pelea. No tenía sangre en las manos, ni me caí ni nada. Hay detalles que no te acuerdas cuando bebes. Sí sabes dónde has estado y con quién, pero otras cosas no. Yo recuerdo estar ese día en el bar y luego ya quitándome la ropa en la casa", ha apuntado.
El acusado, que se ha negado a declarar ante uno de los dos abogados de la acusación particular, sí lo ha hecho al segundo y a su defensa. Así, ha indicado que quería dejar su trabajo pero "buscando una mínima indemnización", explicando así por qué no acudió a trabajar los últimos días de ese mes de diciembre.
El interrogado también ha asegurado que suele ducharse cuando se orina encima los días que se emborracha, que baja a la lavandería privada cuando se le acumula mucha ropa en casa y que no tiene incidentes violentos con nadie cuando bebe alcohol.
La Policía, sorprendida por la cantidad de sangre
Durante la jornada judicial de este miércoles, el agente instructor del caso del Grupo VI de Homicidios de la Policía Nacional ha relatado que cuando llegó a la escena del crimen le sorprendió la cantidad de sangre que había en este bar tan pequeño, una circunstancia que "casi nunca había visto".
Luego, junto a otros compañeros, encontraron los cadáveres, ambos con multitud de heridas de arma blanca por todo el cuerpo, uno dentro de la barra y otro fuera. "Vimos unas tijeras que estaban al lado del cuerpo que estaba en la zona de cliente. También contramos una hoja de un cuchillo lleno de sangre, taburetes y diferentes objetos que pudieron ser utilizados para los homicidios", ha detallado.
El subinspector también ha apuntado que hubo un incendio en el interior del bar, un conato que se había apagado solo, pero que dañó el cuerpo de la persona que estaba en la zona de la clientela, también con numerosas lesiones incisivas. Cree que el acusado intentó quemar el bar para ocultar las pruebas.
Testimonios de posibles testigos
Los investigadores también hablaron con la mujer del detenido, que les facilitó la ropa del procesado. Confirmó que su pareja había acudido esta tarde al bar y que allí había hablado con otros clientes. Y que le sorprendió que esa noche, cuando llegó a casa, puso él la lavadora, cuando normalmente la suele encender ella. Afirmó también que no era normal que actuara como lo hizo esos días y que se puso muy agitado cuando se dio cuenta de que no llevaba las llaves del taxi encima.
Los policías también hablaron con otras personas que esa tarde noche estuvieron en el bar, destacando que el arrestado había echado 200 euros en la máquina tragaperras con la esperanza de sacar un premio elevado y que había gritado que nadie tocara la máquina cuando acudió en varias ocasiones a su casa a por dinero.
Los agentes también visionaron las cámaras de la lavandería y hablaron con la jefa del taxista, que no veía normal que no se presentara a su puesto de trabajo los día siguientes al crimen. Además, aludieron a la cantidad de huellas encontradas dentro del bar.
Consideraciones de las partes
En el juicio, el abogado de la defensa ha esgrimido que puede haber una tercera persona, pero que el caso se encuentra en una visión de túnel: "ya tengo un señor y me encaja". Y recuerda que el procesado no tenía rasguños, no golpes ni contusiones ese día. "Nadie ha podido acreditar que no estaba en su casa cuando ocurrieron los hechos. Tampoco que un cuchillo jamonero no deje arañazos en un pantalón de chándal. Además, mi cliente colaboró siempre con la Policía", ha comentado.
Por todo ello, ese letrado ha pedido rigor al jurado popular, recordándole que debe emitir su veredicto conforme a hechos probados, teniendo en cuenta la presunción de inocencia y el principio 'in dubio pro reo'.
Por su parte, la representante fiscal ha esgrimido que el detenido, que se encuentra en prisión provisional desde ese día, causó la muerte primero a J.A.A.A., al que golpeó y apuñaló, y luego hizo lo mismo con R.M.R.. Y aunque no hay testigos directos ni imágenes del doble crimen, considera que hay pruebas suficientes que le incriminan con ambos hechos.
El letrado de la acusación particular que representa a la familia de J.A.A.A. ha aseverado que el arrestado es autor de dos asesinatos porque hubo ensañamiento y alevosía, como también ha defendido el letrado de la otra acusación particular, quien ha subrayado que a R.M.R le cortaron la yugular, entre otras lesiones "brutales".
La Fiscalía le imputa dos delitos de homicidio, mientras que la acusación particular dos delitos de asesinato, con una pena de 25 años cada uno porque "no tuvieron posibilidad de defenderse de su atacante".