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Sociedad

“Si tengo que dejar mi videojuego, mi ánimo cambia, me vuelvo más apático e irritable”

Así lo aseguran personas 'enganchadas' a los videojuegos. Los más jóvenes son más vulnerables ante esta adicción si no son personas suficientemente maduras, pero, ¿cómo evitarlo?

Enganchados 1x1: Enganchados a los videojuegos.

Fuenlabrada

Desde 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el trastorno por uso de videojuegos como trastorno adictivo, y es uno de los que se han empezado a ver desde hace años ante el auge de esta forma de ocio, según cuenta Javier Hidalgo, educador Social del Servicio de Prevención de Atención al Juego y las Adicciones Tecnológicas del Ayuntamiento de Fuenlabrada.

No se trata de demonizar esta industria, sino de alertar ante posibles efectos indeseados en determinadas personalidades. Dice Hidalgo que los más jóvenes son los más vulnerables dado su rango de maduración y esto hace que sean más propicios a perder control sobre el uso de los videojuegos.

Cosas como emplear muchas horas jugando y ocultarlo, dejar otras aficiones por ésta, descuidar las relaciones personales con amigos o familia por dedicar más tiempo al videojuego, cuando su uso interfiere en el descanso de la persona o se realizan gastos elevados en complementos para el juego, son signos de que la persona tiene un problema de enganche a este tipo de ocio. “Si dejo de jugar, mi estado de ánimo cambia mucho, me vuelvo apático e irritable”, es el testimonio de un joven que Hidalgo ha recogido en los talleres que realizan, ayudando a los menores y jóvenes a un uso adecuado de estas nuevas tecnologías.

Cómo actuar ante posibles enganches

“Hay que tener en cuenta que los videojuegos ofrecen recompensas inmediatas, tienen numerosos estímulos, muchos de ellos son muy inmersivos y todo esto ayuda a que la dependencia sea mayor, en algunos casos”. Lo importante, dice Hidalgo, es que la persona no pierda el control y sepa cuando parar y dar su sitio a esta práctica dentro de su ocio y tiempo libre.

Además, destaca que estamos hablando de un mundo donde la mujer siempre aparece muy sexualizada, y por otro lado, las jugadoras no son muy frecuentes, porque a veces han recibido actitudes de maltrato y rechazo, por eso “algunas tienen que jugar con un avatar”, dice.

Pero, si la afición por los videojuegos de nuestros hijos va más allá, y se convierte en una adicción, Hidalgo recomienda:

-Tener comunicación con nuestros hijos y sentarnos a hablar con ellos sobre la situación que viven. Tiene que ser una intervención familiar y en ambiente relajado

- Una vez detectado el problema hay que acordar el tiempo y los momentos de juego para que no interfieran con el sueño, los estudios o actividades sólo o con amigos. Hay que tener en cuenta que los videojuegos aportan elementos de juego positivos, pero nunca pueden interferir en la vida del usuario.

-También es importante que los padres conozcan ese mundo, cómo funciona e incluso sepan jugar para entender mejor al menor, conocer los bueno y también lo malo de no jugar con responsabilidad.