El verano y las altas temperaturas aumentan la vulnerabilidad de las personas sin hogar
Mucho tiempo en la calle, soportando el calor, favorece la deshidratación y los golpes de calor. Su presencia en centros comerciales para aliviar las altas temperaturas les estigmatiza aún más. La Asociación Libélula de Fuenlabrada les ofrece sus instalaciones y apoyo en esta época
Entrevista a Jonás Espinosa, secretario de la Asociación Libélula de Fuenlabrada, y Jenifer Castro, integradora social, para hablar de los sintecho en verano..
17:36
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1720610832727/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Fuenlabrada
Las personas que están en situación de sinhogarismo, se vuelven más vulnerables en los meses de verano, con los estragos que hace el calor para aquellos que pasan gran parte de su día, sin más remedio, en la calle. A esto se suma que son personas, la mayoría de los casos, que no tienen en cuenta las recomendaciones básicas para que las altas temperaturas no les afecte a la salud.
Las miradas reprobatorias de los vigilantes de seguridad, trabajadores, e incluso, clientes de los centros comerciales, donde pueden acudir a pasar unas horas “fresquitas”, hacen que al final descarten esta opción, según cuentan Jonás Espinosa, secretario de la Asociación Libélula de Fuenlabrada, dedicada a trabajar con estas personas, y Jenifer Castaño, integradora social de la entidad.
El concepto de sin hogar, cuentan, va más allá de quien vive en la calle, también hay quien tiene alquila una habitación, pero sin derecho a compartir otras zonas comunes de la casa, como la cocina, y se ven obligados a cocinar en su estancia, a veces sin ventilación, con un infernillo que aumenta aún más la temperatura en esta época. Ante todo esto, desde Libélula ofrecen sus instalaciones con aire acondicionado y bebida para la hidratación. Unas dependencias que no cierran en verano y mantienen la posibilidad de que allí puedan ducharse o poner la lavadora. Aunque, Espinosa reconoce que en verano reciben a más gente porque hay otras entidades, como La Casita, que cierran sus puertas unos días por vacaciones y porque en general, todo, ayudas, asistencia, se ralentiza en este tiempo.
Diez años de vida
En sus diez años de funcionamiento, Libélula ha ido ampliando sus servicios. Empezaron como centro de día, para luego hacer programas de asesoramiento, formación e integración muy diversos, como los proyectos de calle, los programas dirigidos a evitar la soledad no deseada o la integración en el mercado de trabajo. Además, cuentan con pisos de convivencia para determinados casos.
En este tiempo ha aumentado el número de usuarios jóvenes y en muchos casos inmigrantes que no conocen el idioma. El trabajo de esta asociación pasa por reconducirles a la consecución de ingresos a través de prestaciones públicas o en el mercado laboral, si puede ser. Se les ayuda si hay adicciones, intentan que tengan un acceso a una vivienda digna, trabajan para recuperar su autoestima…, y hasta tienen un proyecto en marcha tan ambicioso como hacer una película. Todo está ya grabado, en una producción en la que trabajan usuarios de Libélula y miembros de diferentes colectivos escénicos de Fuenlabrada. Tras el montaje se espera presentar esta iniciativa este otoño. En definitiva, como indica Castaño se intenta provocar en estas personas “un cambio de vida para empezar a vivir y no sólo para sobrevivir”.