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Sociedad

Sin acritud: opinando sobre la gente incívica

Los espacios públicos son para todos, aunque hay personas que parecen actuar como si las calles fueran una extensión del salón de su casa

Sin acritud: opinando sobre la gente incívica

Comunidad de Madrid

Cuando uno sale a la calle tiene que ser consciente de que no está solo. Compartir un espacio con otras personas nos obliga a limitar algunas conductas por el bien de una convivencia medianamente pacífica entre las personas, aunque hay quien, de vez en cuando, parece olvidar eso, lo que le lleva a actuar como si, de algún modo, las calles o los espacios públicos fueran una extensión de su casa, sin echar cuentas de las molestias que pueda causar.

Siempre ha existido un amplio debate alrededor de los límites de la libertad personal, ya que, ¿hasta qué punto uno puede hacer lo que quiera sin limitar la libertad personal de otro? A la hora de compartir espacios, este debate y el mismo ejercicio de convivencia parecen intensificarse en el interior de las personas, que, a menudo, se esfuerzan en no hacerse notar demasiado o, al menos, no causar molestias en detrimento de quien actúa bajo una idea de total impunidad.

¿Qué pasa con la gente incívica? ¡Escúchanos y opina!