La obsesión por hacer deporte y lo que esconde cuando domina nuestra vida
Estar enganchados al ejercicio físico puede tener detrás una necesidad de aceptación de los demás o inseguridad social, entre otras cosas. Hablamos de cómo detectarlo y afrontar el problema
Enganchados 1x8: La obsesión por hacer deporte y lo que esconde cuando domina nuestra vida.
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Fuenlabrada
Hacer ejercicio físico es algo positivo y recomendado para nuestra salud, pero cuando eso se convierte en una obsesión que modifica los patrones de nuestra vida y las relaciones con los demás, puede llegar a ser un problema. Así lo asegura Rosana Pereira, codirectora del gabinete psicológico ‘Haztúa Piscología Positiva’, quien indica que “el problema es cuando nos enganchamos a cómo queremos ser vistos por los demás y eso controla mi vida, todo”.
Si se habla de determinadas cosas, como la llamada vigorexia, la obsesión patológica por desarrollar musculatura, se puede decir que se da más entre los hombres, mientras que otro tipo de ejercicios más dirigidos al mantenimiento del peso, es más propio de las mujeres. No obstante, está obsesión, dice, no es cosa de sexos, sino que tiene que ver con la imagen social predeterminada y que se muestra en redes sociales. Igualmente se relaciona con la idea que creemos tienen los demás de nosotros y los intentos de ser mejor aceptados, más atractivos para el otro.
Muchas veces, afirma Pereira, la dependencia no la reconoce el afectado, sino su entorno que es el que se da cuenta de cómo la necesidad de hacer ejercicio le impide realizar “otras cosas, como quedar con amigos, familiares, aunque se lesione quiere seguir con su práctica deportiva…” Sin embargo, el primer paso para superar el problema es que el afectado lo reconozca, como ocurre con todas las dependencias.
Cómo solucionar el problema
Dado ese paso, la toma de conciencia del problema, lo siguiente será, junto con un psicólogo, conocer cuáles son las motivaciones que haya llevado a la persona a estar enganchada. “A veces es por escapar de otras cosas, otras tienen que ver con la autoestima en la infancia, con ser aceptados por los demás…, y suele ser normal que haya discrepancias en cómo se ve asimismo y cómo cree que le ven los demás”.
También, hay que conocer cuáles son los valores que rigen su vida, trabajar sus fortalezas y ver como lo gestiona todo. “No es necesario dejar de hacer ejercicio, sólo buscar un equilibrio en su práctica”, afirma.