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Enganchados a la comida para cambiar nuestro estado emocional

Comer puede servir para calmar situaciones emocionales que nos superan. Una solución rápida, pero poco duradera que no resuelva el problema y puede causar un ‘enganche’ a la comida perjudicial para nosotros

Enganchados 1x9: Enganchados a la comida para cambiar nuestro estado emocional.

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Fuenlabrada

Comer de forma compulsiva, cuando no tenemos hambre, pero sabemos que ‘picar’ en cualquier momento del día nos alivia un estado de ánimo alterado, bajo o con tensión, se puede convertir en un problema si se prolonga en el tiempo y se hace de forma habitual. No sólo supone ganar peso de forma importante, sino que es indicativo de algún problema no superado o de una situación que no controlamos.

Según Rosana Pereira, codirectora del gabinete psicológico ‘Haztúa Piscología Positiva’, cuando “la comida la usamos para cambiar nuestro estado emocional podemos llegar a engancharnos a ella”, pero recuerda, “no ‘picoteamos’ cualquier cosa, sino algo de capricho”, como frutos secos, chocolate, bollos, etc, no por hambre, sino para calmar esa ansiedad, por premiarnos por un mal día, comer por aburrimiento o para elevar nuestro estado de ánimo.

Esto significa que solucionamos el problema “a muy corto plazo”, pero si esta conducta se prolonga, podemos entrar en un círculo vicioso. “Me siento mal, genero emociones y vuelvo a comer para calmarme”. Este problema siendo importante, no es tan delicado como los trastornos de conducta alimentaria, como la bulimia o la anorexia, que “tienen detrás algo más grave” y requieren de un tratamiento psicológico más complejo.

Hay que tener en cuenta, indica Pereira, que el centro del placer y el de la saciedad están muy cerca en nuestro cerebro, y esta actitud de comer y picar continuamente es también una búsqueda de placer. Cuando la situación es ya imparable, es necesario acudir a un psicólogo para analizar cuál es el desencadenante y buscar soluciones.

 
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