Tres dioses que podrían ayudarte con tus estudios

Comunidad de Madrid

Se dice que el saber no ocupa lugar; y que, saber cosas, otorga poder, ya que es a través del conocimiento como el ser humano avanza. Eso lo ha demostrado la propia historia en múltiples ocasiones, aunque parece que, hoy en día, hay quien se empeña en hacernos creer lo contrario. Sin embargo, el conocimiento es algo que, a ojos de muchas culturas, trasciende a lo humano.

Por supuesto, para hablar de esta materia, es necesario viajar de nuevo a Grecia, cuna de la filosofía occidental. De allí vienen figuras tan conocidas como la de Sócrates, Platón o Aristóteles, pero, en el imaginario de esta civilización, el conocimiento no era algo que fuera inherente al ser humano, sino algo que le era dado por los dioses, siendo un claro ejemplo Apolo y Atenea, además de Prometeo, quien podría verse como el pionero en llevar el conocimiento al ser humano (si se interpreta el fuego divino como tal).

Apolo es visto como el dios de las artes y jefe de las musas, aunque también se le conoce por ser el dios de la profecía, así como de la curiosidad intelectual. No en vano, es el patrón del Oráculo de Delfos; y no sólo ofrece profecías, sino que, según algunos mitos, comparte ese don con los mortales, aunque estos no terminen demasiado bien, como le sucedió a Casandra.

Por otro lado, Atenea es la diosa de la sabiduría, además de una gran estratega en la batalla, siendo también una contraparte de Ares, más partidario de la guerra ofensiva. Esta figura destaca por infundir un gran respeto no sólo entre los hombres, sino también entre los propios dioses, incluso a Zeus, ya que se le dijo que su descendiente le arrebataría el trono, al igual que él había arrebatado el poder a su padre, Cronos. Por esa razón, cuando Metis estaba embarazada, él se la tragó y Atenea terminó naciendo de la cabeza del dios, ya con armadura y totalmente crecida.

También cabe señalar que esta diosa, aun estando especialmente asociada al intelecto, también es protectora de la artesanía doméstica, por no hablar de su estrecha vinculación con la ciudad de Atenas, que lleva su nombre después de que los habitantes del Ática la eligieran patrona tras el regalo del olivo, símbolo de la paz y la abundancia.

Por último, fuera del mundo heleno, podemos encontrar nombres como el de Lucifer, aunque no necesariamente como demonio o ángel caído, sino como deidad romana o una entidad relacionada con el conocimiento y la curiosidad, relacionada, a su vez, con Venus y con Fósforo. En este caso, no encontramos un villano, aunque, si uno se para a analizar esa faceta, puede ir más allá del relato bíblico y encontrar un paralelismo con la mitología cananea.

Si quieres conocer más a estas figuras, ¡no te puedes perder la sección de esta semana!