Sociedad

'Purple drank': alertan por el consumo de jarabe para la tos con efectos "alucinógenos"

Un opiáceo que buscan sobre todo los adolescentes en farmacias con recetas falsificadas que encuentran en Internet para conseguir efectos "alucinógenos o relajantes"

El Colegio de Farmacéuticos de Madrid alerta sobre el peligro del consumo de codeína entre los más jóvenes

El Colegio de Farmacéuticos de Madrid alerta sobre el peligro del consumo de codeína entre los más jóvenes

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Madrid

Lo llaman purple drank (trago morado), una bebida que hacen mezclando la codeína en jarabe con refrescos. Una droga "peligrosa" advierten, porque la codeína es un opioide que se prescribe para la tos y el dolor, pero que tomada en dosis altas y prolongadas "puede causar adicción", además de "problemas de salud graves" como daño hepático, afección renal o respiratoria y disfunción sexual.

En tres farmacias del centro de la capital, en un radio de apenas 500 metros, encontramos la fotografía de lo que está pasando con este medicamento que solo se dispensa con receta médica. En la primera nos confirman que no tienen ningún jarabe con codeína en la farmacia, "solo por encargo, pero dejando antes la receta". "Decidimos hacerlo así porque es una forma de cribar de antemano los que llegan aquí con una receta falsificada" nos cuenta Adela, farmacéutica. "Nos hemos quitado un problema en un sitio además de mucho paso como este", añade.

A cuatro calles, Beatriz, otra farmacéutica con mucho recorrido que ve venir las recetas falsas "por muy buenas que sean". "Hace unos días vino un chico con recetas falsas, yo no le vendí nada, pero en su bolsa llevaba cinco jarabes con codeína y alguien se los ha vendido. ¿Por qué lo hacen?" se pregunta, "porque te das cuenta enseguida de que son recetas falsas". "Nosotras, cuando vienen así, ya directamente decimos que no tenemos, porque no tenemos que enfrentarnos a nadie". Muchas veces es tan fácil, explica, como llamar al teléfono que aparece en la receta con el nombre del médico que supuestamente la ha hecho, pero resulta ser un domicilio particular.

En el caso de la tercera farmacia, en ese radio de apenas medio kilómetro, Andrea. Cuenta que los que llegan a su farmacia son chicos muy jóvenes, ella habla de "niños" con trece o catorce años. Utilizan recetas falsas, impresas de Internet, "pero nada más verles, sabes que no necesitan eso". Un jarabe que mezclan con un refresco, o lo beben solo porque "es muy dulce, está rico". Pero detrás de esa "bebida dulce" está la codeína "que es un opiáceo muy fuerte".

Pero no siempre son adolescentes que se bajan las recetas de Internet. Hay otro mercado negro de medicamentos que "vacían" las tarjetas sanitarias, o que falsifican los sellos de las consultas privadas de los médicos. En una charla reciente en el Colegio de Farmacéuticos, José Castro, inspector jefe de Policía Nacional, jefe de la Sección de Consumo de Medio Ambiente y Dopaje, explicaba que "la receta privada no tiene por qué ser falsa, lo que pueden falsificar es el sello" y ponía como ejemplo los 15 sellos que habían encontrado de distintos médicos en las últimas operaciones en las que habían trabajado. "En este caso sellos de MUFACE y de ISFAS", especificaba. De esta forma, medicamentos legales terminan en canales ilegales de venta.

José Manuel Becerra, vocal del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, asegura que el número de recetas falsificadas de consultas privadas va en aumento. Otra cosa son las tarjetas sanitarias de la sanidad pública en las que la posología de este tipo de medicamentos no es la correcta. "En esos casos detectamos que retiran mucha más medicación de la que podrían necesitar", medicación que pueden terminar vendiendo en el mercado negro. En ese caso activan un sistema de bloqueo que avisa al médico para que retire la medicación o corrija en su caso la pauta. Se trata de jarabes con codeína, ansiolíticos como Rivotril o Lexatin sujetos a prescripción médica que, según la policía, se consumen mezclados con hachís para potenciar el efecto hipnótico, elaborando así una droga que se conoce como "karkubi".

"De todas formas, nosotros ya tenemos grupos de Whatsapp por los que los que nos vamos avisando cuando detectamos que vienen a con recetas faltas, damos la descripción y lo que piden para advertir a las farmacias de nuestra zona" y ante la duda, la respuesta que evita problemas es "no me queda", insiste el vocal.

 
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