Ecologistas denuncian el inicio de la matanza masiva de palomas migratorias y zorzales en la sierra de Guadarrama

La Hiruela

Palomas migratorias y zorzales cruzan los pasos de montaña del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama en viaje desde el norte de Europa, donde crían, hacia el centro de la península ibérica, buscando temperaturas más suaves y alimento. Es este momento en el que se inicia su caza, tal y como denuncian la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, la Asociación Ecologista del Jarama El Soto, el Grupo de Acción Para el Medio Ambiente, Jarama Vivo y Liberum Natura.

Estas organizaciones piden que se pare el ensañamiento contra palomas y torcales, dos de las 17 especies de caza menor a las que está autorizado disparar hasta el próximo 31 de enero. Esta modalidad de caza consiste en abatir palomas y zorzales que llegan en bandos, desde puestos fijos en los que los cazadores se encuentran camuflados. Esperan escondido en collados de cuerdas montañosas y esperan a que pase para abatirlas, aprovechando los días en los que el viento sopla sur, y, por tanto, de frente a las aves, lo que les obliga a volar más bajo y a menor velocidad.

Esta caza de palomas migratorias y zorzales en pasos de montaña se produce del 15 de octubre al 15 de noviembre en los cinco pasos catalogados como tradicionales en la Comunidad de Madrid. Para esta temporada, la Consejería de Medio Ambiente ha catalogado los pasos de Alto de La Hiruela, El Salinero también en La Hiruela, el Collado de Las Palomas en Puebla de la Sierra, Herrén de Carboneras en Rozas de Puerto Real, y El Boquerón en Canencia.

Las organizaciones ecologistas recuerdan que en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama no está permitida la caza, pero en su perímetro exterior se localizarán 44 puestos de caza desde los que podrán disparar, durante 32 días, un máximo de dos cazadores por puesto. En la temporada pasada fueron abatidas 226.194 palomas y más de 52.000 zorzales.

La denuncia de estas entidades insiste en señalar que no tiene justificación porque no hay cultivos que puedan dañar ni población a la que alimentar.