Madrid

Peter y Elisaveta llevan alquilando doce años la misma casa en Canillas (Hortaleza). Viven en un tercero de tres habitaciones por el que han venido pagando 800 euros. Entraron a la casa, sin hijos pero al cabo del tiempo han ido felizmente llegando Margarita y Valentina . El contrato no expira hasta 2027, pero los propietarios necesitan el piso para dejárselo a un familiar. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) exige en su artículo 9 a los locatarios desalojar el piso en el que se encuentran, si los propietarios lo necesitan para ellos, los padres o los hijos. En este caso concurre la tercera opción.

¡Menores, no!

La historia de la búsqueda de piso para alquilar comienza el pasado 14 de septiembre. La pareja sabía que no iba a resultar fácil encontrar algo parecido a lo que hasta ahora estaban teniendo, pero en ningún caso que se encontrarían tantos problemas. Ni corto ni perezoso, Peter acudió a la primera agencia para apuntarse y sobre todo informarse de cómo estaba el mercado: "casi no me dejaron hablar. Enseguida me empezaron a preguntar por mi situación laboral y familiar. Cuando expliqué que somos cuatro en casa, y que tenemos dos niñas menores a nuestro cargo, la cara se le cambió al comercial. Me dijo que no había nada que hacer, que el propietario no alquilaba a familias con menores. Me fui a casa sorprendido, a contárselo a mi mujer, pensando que se trataría de un caso aislado".

"Me rebajé, y pregunté ¿admitís niños?

Esta vez, fue Elisaveta, la que se dirigió a otra agencia. Había un piso que les podía interesar. En primer lugar le informaron sobre los requisitos que tenían que cumplir: "parecían los requisitos para comprar una casa en lugar de para alquilar, pero eso ya ni me preocupó. Así que me rebajé y pregunté si admitían niños. La respuesta fue inaudita. Me respondieron que ese requisito no lo tenían para alquilar, porque en algunos pisos no se admiten mascotas pero en ese piso sí admitían niños. Mis hijas no son mascotas. ¡Son dos menores de 6 y 12 años que tienen derecho a un lugar para vivir!"

Con todo, esta pareja ha optado por pedirles a sus arrendadores actuales seis meses más de plazo para poder encontrar por el barrio algo que les pueda convenir, pero eso les ha costado 400 euros más de alquiler, todo el sueldo de uno de los dos. Ahora se encuentran vendiendo los muebles de la casa, para intentar rebajar el gasto de la mudanza, e ir ahorrando para poder pagar el mes o los dos meses de fianza que les requieran cuando encuentren nueva residencia.