El Ailanto y el Olmo Siberiano, dos especies invasoras
Analizamos si son peligrosas y las causas de su presencia y expansión
Nuestra naturaleza: El Ailanto y el Olmo Siberiano, dos especies invasoras
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Colmenar Viejo
Las características comunes y el paralelismo entre ambos, en España, son: Árboles colonizadores de porte alto, de sombra más o menos densa, poco longevos, producen enormes cantidades de semillas aladas (sámaras) de fácil dispersión por el viento, tienen un sistema radical potente con vigorosos rebrotes y su dispersión ha sido antrópica. Ambos se utilizaron inicialmente como ornamentales, ambos son oportunistas, resisten la polución y las condiciones climáticas extremas. Les gusta la humedad, los caminos, las tierras removidas, los estercoleros, los taludes, las grietas de los edificios, los campos abandonados y tienen mucha facilidad para dispersarse a partir de puntos iniciales de plantación. Ambos, finalmente, están considerados como especies invasoras pues su distribución ha sido explosiva por acción humana en las zonas templadas del Hemisferio Norte y en muchas zonas templadas del Hemisferio Sur, donde siguen avanzando.
Pero, ¿son de verdad muy peligrosas? ¿tiene sentido hablar de planta invasora o más bien su presencia se ha debido a una mala valoración de su potencial expansivo y a una dejadez en su uso?
Desde que el hombre rompe su aislamiento hasta que se extienden por sus zonas favorables en todo el Planeta han transcurrido apenas 200 años y esa velocidad de expansión responde directamente a la gestión humana y a los medios de transporte.
En España, se comportan de forma similar a la vegetación ruderal nitrófila y eluden la invasión de terrenos donde está establecida la vegetación climácica, a la que a veces se aproximan en función de la presencia de zonas intervenidas; por ejemplo, cauces sometidos a limpieza de donde se ha eliminado la vegetación riparia como zarzas, sauces, carrizos, etc.
En el caso particular del Ailanto se observa en Madrid una coexistencia (a través de vínculos fotográficos en 2023 y 2024 hasta octubre) con unas 75 especies fundamentalmente nitrófilas, sin que parezca amenazar zonas forestales, pastos y matorrales naturales.
El Olmo de Siberia tampoco parece, hoy día, representar un problema para la vegetación estabilizada. Esta especie puede vincularse mediante fotografía a 129 especies (Madrid y en 2023 y 2024 hasta octubre), en su mayoría asociadas a la proximidad de las plantaciones y en algunos casos con especies forestales próximas a zonas removidas.
Dada la laxitud con la que se ha actuado en la utilización de ambas especies, se han generado múltiples focos de infección desde los momentos inciales de su expansión que es extraordinariamente eficaz, ya que el hombre ha provocado nichos ecológicos favorables en tierras removidas de fácil colonización.
Hoy parece imposible errradicarlas de forma general, ya que tras algunos éxitos locales vuelven a aparecer, bien a través de rebrote de raiz, de banco de semilla o de árboles ya capaces de producir semilla. La única manera de retardar la aparición en las zonas donde no se han establecido es la prohibición de su manejo en todos los usos agrícolas, forestales, de infraestructura y de jardinería. Con esto retardaremos su expansión fuera del ámbito antrópico y daremos tiempo a que los ecosistemas naturales las integren si son capaces. Aunque también hay que decir que, dado su comportamiento actual, quizá estas especies nunca encuentren nichos a invadir en zonas naturales. Los puntos más críticos son los de vegetación de ribera, por ese motivo los cauces no deben ser alterados por la limpieza de la vegetación natural.