¿Los dioses nos hacen reír?

Comunidad de Madrid

Dicen que la risa es la mejor medicina; y no es para menos, ya que está demostrado que beneficia a la salud. Reír mejora la toma de aire con alto contenido de oxígeno, estimula el corazón, los pulmones y los músculos, además de aumentar el nivel de endorfinas. De igual modo, la risa es una de las cualidades más características del ser humano, aunque, según algunas mitologías, es algo que viene dado de los mismos dioses.

Aunque no lo creamos, en la mitología, además de dioses y criaturas traviesas que pueden beneficiar o perjudicar al ser humano en función de cada ocasión, también los hay que personifican esa capacidad tan alegre y sana del ser humano.

En Grecia se puede encontrar a Gelos, visto como la personificación misma de la risa. Según el filósofo Filóstrato de Lemnos, deseaba entrar en el séquito de Dioniso junto a Como, dios de la fiesta, el disfrute y el flirteo nocturno, llegando a mostrar a estos tres dioses juntos. Además, hay quien dice que, en Tesalia, se celebraba una festividad en honor a Gelos, aunque no se sabe si fue un evento real o pura invención de Apuleyo, autor romano de comedia.

Según se explica en un estudio sobre la antropología de la risa en la Grecia antigua, el verbo “reír” ha sido comúnmente asociado a la idea de brillar, como aparece, por ejemplo, en la Teogonía de Hesíodo, cuando las musas, por su canto, regocijan la mente de Zeus al punto de brillar. Aunque, para hablar de la risa, es necesario destacar, especialmente, a Talia, que es la musa de la comedia. Por otro lado, si uno se para a pensar en mitos en los que este elemento haya sido importante, hay que acudir al capítulo del rapto de Perséfone y la búsqueda y la tristeza de su madre Deméter.

Sobre este episodio, hay una leyenda en la que aparece una mujer llamada Yambé, figura relacionada con el humor y la poesía y a quien parece gustar hacer bromas subidas de tono, las cuales hicieron reñir a la diosa en su momento de tristeza. Según la historia, en su aflicción por la pérdida de su hija, Deméter acudió a Eleusis, disfrazada, y fue acogida por el rey Céleo. Allí, esta mujer intentó consolar a diosa con versos cómicamente lascivos, aunque también se cuenta que una niñera vieja, llamada Baubo, la convenció para que bebiese una bebida hecha a base de harina de cebada, poleo y agua y, en broma, gimió como si estuviese de parto, tras lo cual, de forma inesperada, salió de bajo sus faldas un niño llamado Yaco (según algunas versiones, hijo también de Deméter), quien saltó a sus brazos y la besó.

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