Musgos, la vida a pequeña escala
Son el grupo de plantas terrestres más diverso después de las plantas con flores
Nuestra naturaleza: Musgos, la vida a pequeña escala
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Colmenar Viejo
Popularmente, el musgo es sinónimo de frescura y de adornos navideños en los belenes. Es normal que este tapiz verde, que cubre rocas, árboles y muros en ciudades y pueblos, llame la atención de los amantes de la naturaleza. Con alrededor de 12.000 especies conocidas, los musgos son el grupo de plantas terrestres más diverso después de las plantas con flores. Sin embargo, siguen siendo grandes desconocidos para la mayoría de las personas. Pequeños y discretos, los musgos viven en una escala de milímetros, con sus propias normas. Donde la gravedad apenas influye, pero la tensión superficial del agua lo es todo. El suyo es, como veremos, un mundo extraño y fascinante.
Para empezar, los musgos son plantas muy pequeñas, con tejidos extremadamente finos, en ocasiones de solo una o dos capas de células. Esto significa que prácticamente no pueden almacenar agua en su interior como lo hacen las plantas más grandes, por lo que tienden a secarse rápidamente cuando baja la humedad del ambiente. Apenas pueden transportar agua por su interior, así que deben hacerlo externamente, aprovechando las fuerzas de tensión superficial. Esto resulta un desafío en el ambiente terrestre, donde el agua puede escasear durante largos períodos. Un ejemplo cercano es el monte mediterráneo y su sequía veraniega, pero existen entornos aún más extremos, como los desiertos.
Las especies de musgos que viven en estos lugares poseen una habilidad especial: la resistencia a la desecación. Esta habilidad les permite literalmente "apagar" sus células y mantenerse en ese estado hasta que vuelve el agua. Así, pueden sobrevivir meses, años o incluso décadas, dependiendo de las condiciones. Se cree que esta capacidad es una característica ancestral de las plantas terrestres, que se ha ido perdiendo en los linajes de plantas más modernos. En las plantas más grandes, la tolerancia a la desecación solo se encuentra en unas pocas especies o en ciertas fases del ciclo de vida, como los granos de polen.
Precisamente, otra característica especial de los musgos es su ciclo de vida. Si observamos con atención, veremos que, en ocasiones, los musgos verdes tienen como "pelitos" con una capsulita en la punta. Cada "pelito" es en realidad otro individuo, una planta distinta a la verde que observamos en la base. Este individuo simple y sin ramas también es un musgo, pero en otra fase de su ciclo vital, llamada esporofito. Este esporofito, que depende de la planta madre, produce esporas capaces de recorrer decenas de metros o incluso kilómetros hasta encontrar un lugar adecuado, alguna fisura o pequeña rugosidad del terreno, donde asentarse y desarrollar de nuevo pequeñas plantas de musgo.
La resistencia a la sequía, su capacidad de dispersarse a grandes distancias y la habilidad para medrar en pequeños microhábitats, les permite colonizar ambientes difíciles. De este modo, los musgos contribuyen a la formación y retención del suelo, lo que facilita el asentamiento de plantas más grandes. A pesar de la creencia popular de que solo prosperan en lugares frescos, podemos encontrar musgos tanto en turberas encharcadas como en desiertos, pasando por oscuras bocas de cuevas o terrenos contaminados por metales pesados. Como sociedad, conocer mejor a estas plantas, además de darnos una visión más completa de la flora que nos rodea, es una oportunidad para entender el funcionamiento de los suelos y prevenir su deterioro en un mundo cambiante.
Hablamos de ellos con Manuel Molina Bustamante, Biólogo, miembro de ARBA Tres Cantos.