La importancia de los escarabajos peloteros en nuestro ecosistema

Colmenar Viejo

Los coleópteros coprófagos son escarabajos que se alimentan de excrementos. También son conocidos como “escarabajos peloteros”, aunque la mayoría de las especies no son peloteras en el sentido estricto de la palabra, es decir, no fabrican pelotas de excremento que ruedan por el campo.

En función de cómo gestionan el excremento para su alimentación o cría, se clasifican en tres grupos funcionales diferentes:

• Endocópridos: son las especies que realizan todas sus funciones (alimentación, reproducción, puesta de los huevos…) dentro de la masa de excremento.
• Paracópridos: cuando estas especies llegan a la boñiga realizan galerías bajo ella en las que entierran porciones de excremento para su alimentación y/o puesta de huevos.
• Telecópridos: estos son los literalmente "peloteros", pues arrancan pelotas de excremento y se las llevan rodando a otro lugar donde las enterrarán para su alimentación y/o cría.

Además, estos insectos son de gran importancia en los ecosistemas pues desempeñan funciones importantes en ellos. Entre sus funciones en los ecosistemas es obvia e importantísima su función en la descomposición de materia orgánica (las boñigas), ya que la no descomposición de éstas provoca la pérdida del pasto que queda bajo ellas. Además, las especies que realizan galerías y entierran porciones de excremento producen un ingreso directo de materia orgánica en el suelo. Esto enriquece los suelos y los hace más fértiles, de una manera similar a lo que hacemos nosotros cuando queremos abonar y fertilizar nuestras tierras de cultivo y echamos abono. Las plantas se benefician en gran medida de la presencia de los escarabajos coprófagos. Además, las galerías que crean las especies paracópridas airean el suelo, mejoran la circulación, y contribuyen al buen funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos del suelo. Un suelo pobre en esta fauna coprófaga, es un suelo de peor calidad que un suelo con alta diversidad de este grupo animal. También tienen un papel médico-veterinario, pues al descomponer y enterrar los excrementos evitan que se desarrollen otro tipo de organismos que pueden ser perjudiciales para el ganado o para nosotros, como pueden ser algunos tipos de parásitos, moscas, u hongos.

Lo cierto es que, a pesar de su gran importancia, las poblaciones de este grupo animal no se encuentran en su mejor momento (al igual que muchas otras especies de insectos). Una de las causas que se unen a los efectos del cambio global (calentamiento global, cambio climático, cambio en los usos del suelo…), es el uso de ivermectinas en el ganado. Las ivermectinas son un fármaco antiparasitario que se les inyecta al ganado de manera preventiva. Compuestos de esta vacuna son eliminados por los animales tratados a través de las heces, ingiriéndolos la fauna coprófaga al alimentarse del excremento. Esta ingesta no mata de inmediato a los coleópteros, pero los deja en un estado en el que no son capaces de llevar a cabo sus actividades vitales con normalidad.

El proyecto de investigación DUNGPOOL es un proyecto financiado por el ministerio de Ciencia que se desarrolla en la Universidad Autónoma de Madrid. En este proyecto investigamos cómo el calentamiento global (principalmente) afecta a algunos de esos servicios ecosistémicos que llevan a cabo los escarabajos coprófagos mediante muestreos en el campo, experimentos en cámaras de temperatura controlada y experimentos en el campo.

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Lo hablamos con Eva Cuesta, doctora en biología, actualmente contratada por el proyecto DUNGPOOL en la Universidad Autónoma de Madrid. Además, es la fundadora de la Asociación Biotura divulga Ciencia, asociación que acerca la ciencia y la naturaleza a todo tipo de públicos.