‘Supervivientes’, mujeres parleñas víctimas de malos tratos: “El alma no se termina de curar”
Se trata de un proyecto da visibilidad al drama de los malos tratos, a través de conmovedoras historias de siete mujeres que han mirado cara a cara al horror. Una de ellas, Begoña, ofrece en SER Madrid Sur su testimonio
Sonia Baños, directora de Noticias para Municipios, Mariana Morcillo, concejala de Igualdad de Parla y Begoña, víctima de violencia de género hablan del proyecto 'Supervivientes'.
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Parla
Este miércoles se presenta en la casa de la Juventud Pedro Zerolo de Parla, con motivo del Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el proyecto ‘Supervivientes’ del Ayuntamiento de la ciudad, en colaboración con Social M Local, editor del diario digital Noticias para Municipios. Se trata de un trabajo gráfico y audiovisual donde se muestra las historias de 7 mujeres de Parla que han sufrido el drama de la violencia de género y ahora, ya superado, dan testimonio de lo vivido. Ellas son Azahar, Begoña, Pilar, Maite, Esperanza, Asha y Adriana.
Según la directora del diario digital, Sonia Baños, todo surgió con la intención de profundizar sobre el tema y contar historias de “mujeres de aquí”. Presentó el proyecto a la concejalía de Igualdad parleña y contó con su visto bueno, porque “suponía dar visibilidad al problema” y demostrar que de ahí se puede salir. “Hay que contar que no son víctimas, sino supervivientes que han sufrido una tremenda situación por hombres que abusan, pegan, humillan y las hacen sentir nada, hasta que esas mujeres dicen basta. Pero desde ese instante hasta que lo superan” tienen que enfrentarse todavía a un complicado camino, cuenta Baños en SER Madrid Sur. Marina Morcillo, concejala de Igualdad de Parla, recuerda que se trata de un problema que “nos toca a todos de cerca”, por eso estos testimonios pueden ayudar “a concienciarnos, porque son vidas concretas, no es una fría cifra”, indica.
Begoña, también violencia vicaria
Begoña mira a Baños y asiente con la cabeza. Ella también participa en esta entrevista en ‘Hoy por Hoy Madrid Sur’ y cuenta su tremenda historia. Desde los 19 años estuvo 31 conviviendo con la pareja que la maltrataba psicológicamente. “Humillaciones, vejaciones, era acoso y derribo, hasta el punto de querer jugar con mi puesto de trabajo que era lo que nos mantenía”, afirma.
Begoña aportó a la pareja que formó una niña y años después con esa persona tuvo una segunda hija. Ahí comenzó algo “tremendo”, otro tipo de violencia, la violencia vicaria, porque su maltratador consiguió poner en contra de su madre a la hija que tuvieron ambos. “Además de sufrir la violencia psicológica de él, también sufría el rechazo de mi hija que tomaba partido por el padre, “si yo me voy me llevo a mi hija”, le decía” Y para la menor él se convirtió en la víctima. Así transcurrió todo hasta que toco fondo. “Decidí que si eso me suponía perder a mi segunda hija, tendría que ser así. La perdí por un tiempo, aunque luego la volví a recuperar”, cuenta.
Reconoce Begoña que le costó mucho, primero darse cuenta de lo que pasaba, lo consiguió gracias a una amiga que había vivido lo mismo, y luego poder salir de allí. Ahora dice estar bien después de años superándolo, aunque “el alma no se termina de curar, las cicatrices las tienes para toda la vida”.
Cómo se hizo ‘Supervivientes’
Baños reconoce que hacer este trabajo también le ha pasado factura personal tras escuchar y editar historias a cual más dura. “Llegaba a casa hecha polvo y dándome cuenta de la suerte que tengo”, afirma. “A mi me dieron los teléfonos de ellas, yo las llamaba y quedábamos, nos íbamos a un parque y me empezaban a contar…”.
Reconoce que en ‘Supervivientes’ hay muchos y diversos casos, pero uno de los más duros, afirma, quizá es el de Asha quien sufrió mutilación genital y se ha enfrentado a su comunidad prestando ayuda para proteger a las siguientes generaciones. Pero también están las historias de Azahara quién vivió un ciclo de violencia extrema siendo muy joven, la de Pilar, víctima de violencia física y psicológica, la de Maite que se enfrentó al maltrato psicológico y al desprestigio que le llevó a cerrar sus redes sociales. También hay historias como la de Esperanza, mujer trans que muestra las intersecciones entre género y discriminación o la de Adriana quien sufrió violencia desde niña, algo que marcó su vida y la llevó a una explotación sexual causante de profundos traumas…
Historias de vida, ahora superado el horror, como dice Begoña, las cicatrices indican por dónde han pasado, aunque la pena de la culpa y del reproche social nunca caiga en ellas, sino en sus agresores.