“Tuvimos que fiar a gente que venía a comer porque no tenían metálico”
Restaurantes, panaderías o pescaderías, los comercios vivieron de forma complicada una jornada que afectó de una forma u otra a sus negocios

Entrevista a pequeños comerciantes del sur de Madrid y un director de colegio sobre cómo han vivido el apagón.
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Fuenlabrada
En el polígono Codeim de Fuenlabrada, el restaurante JL 2.0 se mantuvo abierto el día del apagón hasta las 6,30 de la tarde, dando servicio a todos sus clientes del polígono con “comidas frías y calientes, como se podía”. Una buena voluntad que se reflejó a la hora de cobrar. Muchos de los clientes no tenían dinero en metálico, acostumbrados al pago con tarjeta y desde el restaurante se decidió fiarlos “hasta el día siguiente”, para que pudieran comer o tomar algo, aunque sin pagar, ya que los datafonos no funcionaban. Afortunadamente las pérdidas en este establecimiento han sido pocas, “sólo algo de pescado”, que han tenido de desechar por seguridad, el restó aguantó bien en las cámaras hasta que llegó la luz.
A la panadería Jo-vi la vuelta de la luz le pudo causar un disgusto, aunque afortunadamente la llegada de su propietario, a las tres de la madrugada, para hacer el pan, le salvó. Detectó algo de humo en el establecimiento, olía a quemado, pero pudo ver que procedía de un enchufe, solventando todo con satisfacción. A ellos el apagón les pillo justo cuando sacaban un “carro de pan”, el último pan caliente que salió en el día de ayer en este establecimiento. Sus pérdidas se suscriben a las tartas que se han estropeado ante la falta de refrigeración.
Suerte de que fuera lunes, para Fidel, pescadero de Pescaderías Alberto, en Fuenlabrada, porque ese día “siempre hay menos pescado” y fue más fácil acomodarlo en las cajas de “corcho blanco que aíslan del calor y con el hielo. Metido todo en la cámara se ha podido conservar bien”, gracias a que por la noche ya si llegó la luz, cuenta. El mayor problema para Fidel ha sido esta madrugada, sobre las tres y media, en Mercamadrid, donde “de las cinco puertas de abajo y unas ocho o diez de arriba solo había tres abiertas, ninguna abajo” lo que ha causado problemas con las numerosas furgonetas, camiones, coches que habían llegado, por eso dice que “había un cirio montado tremendo”, aunque una vez dentro, más o menos, todo estaba más normalizado.
Los pequeños comercios y el Cobo Calleja
Desde ACOEG, la asociación de comerciantes de Getafe, Agustín Gallardo, presidente, explicó que “económicamente el más perjudicado ha sido el pequeño comercio a pie de calle que tuvo que cerrar”. En relación a las galerías comerciales, Gallardo desveló que a primera hora estaban teniendo problemas con los proveedores porque no se han podido poner en contacto con ellos.
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El persidente de ACOEG de Getafe, Agustín Gallardo, Javier Pérez, presidente de la Entidad de Conservación del Cobo Calleja, y la Secretaria General de la Zona Sur, Ángela Hernández, hablan de los efectos del apagón.
En el polígono industrial más grande de la Comunidad de Madrid, como es el Cobo Calleja de Fuenlabrada, la corriente eléctrica empezó a llegar a las 19,20 h, aunque el alumbrado se restableció en todo el polígono sobre las 22.00 h de la noche, según ha contado a SER Madrid Sur el presidente de la Entidad de Conservación, Javier Pérez. A día de hoy, afirma que “se puede decir que hoy hay poca actividad todavía”.
Tras las primera horas del apagón en esta zona se registró “cierto caos y desconcierto al principio, pero según fuimos escuchando en la radio lo que había pasado, intentamos normalizar la situación”. En las industrias los trabajadores se mandaron a casa, aunque los comercios aguantaron un poco más y tuvieron más dificultad por las circunstancias logísticas y cosas como que no podían echar el cierre. Uno de los momentos más complicado fue de 13,30 h a 15,30 h, ya que todas las salidas estaban colapsadas, al igual que las carreteras en las que desembocaban.
Precisamente sobre esos graves problemas de circulación, desde CCOO su secretaria general, Ángela Hernández, hacía hincapié en que el sur de Madrid “por el modelo productivo de abastecer de trabajadores a Madrid y al norte, los trabajadores del sur tuvieron muchas complicaciones para volver”. Algunos, cuenta, llegaron a tardar hasta cuatro o seis horas para volver a sus casas en el sur de la región, incluso con “gente que tuvo que venir andando desde ciertos lugares”. Una situación que califica de “especialmente sangrante por ese modelo neoliberal de la Comunidad de Madrid”.




