Algunos alimentos pueden mejorar la concentración, reducir la ansiedad y hasta moldear nuestra conducta

Alcobendas

¿Alguna vez te has sentido más irritable después de comer mal durante varios días? ¿O con la mente más despejada tras una alimentación ligera y equilibrada? La relación entre lo que comemos y cómo nos sentimos no es casual. Cada vez más estudios demuestran que los alimentos no solo nutren nuestro cuerpo, sino que también tienen un impacto directo en nuestras emociones, pensamientos y comportamientos.

En el nuevo espacio de Comunicación de esta semana, la comunicadora Sarah Baglietto nos invita a reflexionar sobre una pregunta clave: ¿Somos lo que comemos? Sin caer en simplificaciones, Baglietto propone mirar más allá del plato para entender cómo ciertos alimentos pueden influir en la manera en que nos relacionamos con los demás, cómo gestionamos el estrés o incluso cómo enfrentamos situaciones de conflicto.

Desde el impacto del azúcar en nuestro sistema nervioso hasta el poder estabilizador de algunos ácidos grasos, la alimentación se revela como una herramienta clave para el bienestar emocional y comunicativo.

Además, se abordan conceptos como la psiconutrición y la neuroalimentación, disciplinas emergentes que estudian precisamente este vínculo entre mente y nutrición. Porque quizás no seamos exactamente lo que comemos, pero sin duda, la comida influye en quiénes somos y en cómo nos mostramos al mundo.