El apeadero de Siete Picos de Guadarrama en la Lista Roja: “Si no se actúa ya será la ruina total”

Guadarrama

El apeadero de Siete Picos situado en la Sierra de Guadarrama, sin servicio desde el verano de 2011, viene sufriendo vandalización y un deterioro considerable que hace que su situación cada vez sea más insostenible. Ahora la asociación sin ánimo de lucro Hispania Nostra, dedicada a la defensa, la puesta en valor y la promoción del patrimonio cultural y natural de nuestro país, pone el foco en este apeadero que acaba de incluir en su lista roja. La intención es llamar la atención sobre su situación y pedir a las autoridades competentes o a la propiedad, en este caso ADIF, que actúe.

Según Alfonso Muñoz, miembro del Comité Científico de la Linea Roja de Hispania Nostra, este apeadero “lleva muchos años abandonado, está vandalizado, hay una parte que no tiene cubierta, tiene vanos tapiados…”, en definitiva, es una situación de “abandono y deterioro acusado”, de manera que si no se pone remedio “en algunos años será una ruina total”, afirma a SER Madrid Norte.

Este espacio no tiene protección como Bien de Interés Cultural ni nada similar, aunque a pesar de todo, Muñoz espera que desde la Comunidad de Madrid o desde la propiedad se actúe para que el apeadero pase de la Lista Roja a la Verde.

El apeadero y su historia

El apeadero de Siete Picos nace ligado al proyecto de Ferrocarril Eléctrico de Guadarrama, impulsado por el sindicado de Iniciativas de Guadarrama, fundado en 1917. Su objetivo era acercar a los ciudadanos de Madrid a la sierra mediante un tren de montaña con estaciones intermedias entre Siete Picos, Camorritos y Collado Albo, según Hispania Nostra.

La línea fue inaugurada oficialmente el 12 de julio de 1923. Dos días antes el rey Alfonso XIII realizaba su primer viaje, acompañado de la reina, parando en Siete Picos para visitar la Casa de Máquinas, que proporcionaba electricidad a la línea mediante un generador diésel, ya que las conexión con centrales hidráulicas aún no estaba disponible.

Durante años la estación sirvió como punto de cruce, parada y mantenimiento y en los 70 y 80 la línea se integró en ‘Cercanías Madrid’, cayendo la estación en desuso, llegando a cerrarse su edificio, que todavía conservaba estructuralmente un buen estado. El tren entonces realizaba allí paradas facultativas, aunque su cierre al público se produjo en el verano de 2011.

A pesar de estar incluida en una línea reconocida por su valor histórico y turístico como es la C-9 y en entorno clave para los ascensos hasta las cumbres de Siete Picos, nunca fue restaurada, según indican desde Hispania Nostra.

Hoy en día, denuncian que permanece cerrado, tapiado y sometido a expolio y vandalismo, una situación que hay que cambiar, según reivindican desde este colectivo de protección del patrimonio español.