La columna de Espido Freire. ¿Qué historias se bordan en los hilos de la diáspora palestina?
Tres bordadoras refugiadas en España guían a las participantes por los patrones y símbolos de sus regiones, y cada puntada abre una conversación sobre identidad, memoria y resistencia cultural
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La columna de Espido Freire. ¿Qué historias se bordan en los hilos de la diáspora palestina?
Madrid
La columna de Espido Freire se detiene este domingo en un gesto sencillo y ancestral: bordar juntas. Durante los viernes de octubre, Madrid volverá a convertirse en lugar de encuentro con Palestina a través de los talleres de tatriz, el bordado tradicional palestino. Tres bordadoras refugiadas en España guían a las participantes por los patrones y símbolos de sus regiones, y cada puntada abre una conversación sobre identidad, memoria y resistencia cultural.
El tatriz como patrimonio y resistencia
El tatriz fue durante siglos la forma de identificar la procedencia de cada vestido y de cada mujer en Palestina, según los colores y motivos hilados. Reconocido desde 2021 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, este arte popular es hoy también un acto de resistencia de un pueblo fragmentado por la diáspora y el exilio. Bordar se convierte en un espacio compartido de transmisión, cuidado y solidaridad entre mujeres.
Una obra colectiva en Casa Árabe
Casa Árabe y la AECID presentan Hilos de la diáspora, la obra colectiva resultado de los talleres y encuentros de bordado iniciados en septiembre de 2024. La pieza ha sido recientemente completada con Sueños de un jardín palestino, serie diseñada por la artista hispano-palestina Maysun Cheikh Ali Mediavilla y bordada por las participantes entre enero y junio de 2025. La obra podrá visitarse hasta el 30 de septiembre en la sede de Casa Árabe en Madrid y, a partir de octubre, viajará a Córdoba y después a otras instituciones dentro y fuera de España.
Bordar la memoria
La obra está compuesta por tres elementos: el panel frontal de un vestido típico de Gaza integrado por 56 piezas, más de 220 piezas enviadas desde distintos lugares del mundo siguiendo instrucciones compartidas en web y redes, y los Sueños de un jardín palestino. Un mosaico que conecta hilos, geografías y memorias dispersas en torno a la cultura palestina.
Un ejercicio de resistencia colectiva
El resultado, Hilos de la diáspora, es mucho más que una obra: es un ejercicio conjunto de creatividad resiliente para mantener viva y difundir un patrimonio cultural amenazado. Una iniciativa que reafirma la vigencia del bordado como símbolo de identidad y resistencia, pero también como espacio de diálogo y comunidad.
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