‘El olvido que seremos’, una historia de amor, justicia y resistencia en Colombia

Alcobendas

Esta semana, en ‘Viaje al mundo en 90 libros’, Davel Puente nos invita a adentrarnos en una de las obras más conmovedoras y emblemáticas de la literatura latinoamericana reciente: El olvido que seremos, del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, publicada en 2006. Se trata de un homenaje profundamente íntimo y a la vez universal al padre del autor, Héctor Abad Gómez, un médico, profesor y activista por los derechos humanos asesinado en Medellín en 1987 por los grupos paramilitares que azotaban el país. El título proviene de un verso de Borges —“Ya somos el olvido que seremos…”— y resume la esencia del libro: la lucha contra el olvido a través de la memoria y el amor.

El relato, contado desde la mirada del hijo, reconstruye la vida de un hombre que dedicó su existencia a la defensa de la salud pública y de la dignidad humana, en una Colombia marcada por la violencia política, el narcotráfico y la represión. A través de una prosa cercana y emotiva, Abad Faciolince pinta el retrato de una familia unida por el afecto y el humor, pero también golpeada por el miedo y la pérdida. Su padre no fue un político ni un guerrillero: fue un médico que creyó en la vida por encima de todo, y esa convicción le costó la suya.

Entre los pasajes más memorables destacan tres momentos que atraviesan la historia como un hilo de luz y dolor. Primero, la infancia feliz del narrador, rodeada de risas, canciones y enseñanzas de un padre que fomentaba la curiosidad y el pensamiento crítico. Luego, el momento devastador del asesinato, narrado con una mezcla de contención y desgarro. Y finalmente, el hallazgo del cuaderno que su padre llevaba en el bolsillo el día de su muerte, con el poema de Borges que daría nombre al libro: un símbolo eterno de la memoria frente al olvido.

El olvido que seremos es mucho más que una biografía familiar: es el retrato de un país herido, una reflexión sobre la violencia y una declaración de amor a la vida y a la memoria. A casi dos décadas de su publicación, sigue siendo un libro necesario, porque nos recuerda que recordar es un acto de justicia. Con humor, ternura y una enorme humanidad, Héctor Abad Faciolince logra transformar el dolor en belleza y el duelo en palabra.