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'Madrid, EXT.', una sinfonía urbana sobre el amor y el ruido de la ciudad: “Quería volver a entender una ciudad que me ha provocado muchísimas contradicciones, rechazos y frustraciones”

Una película sinfónica que convierte la ciudad en un archivo vivo de memoria, ruido y belleza.

'Madrid, EXT.', una sinfonía urbana sobre el amor y el ruido de la ciudad: “Quería volver a entender una ciudad que me ha provocado muchísimas contradicciones, rechazos y frustraciones”

Madrid

Este sábado, Macarena Berlín habla desde El Imparcial con el director Juan Cavestany y el músico Guille Galván (Vetusta Morla) sobre Madrid, EXT., una película sinfónica que convierte la ciudad en un archivo vivo de memoria, ruido y belleza.

La ciudad como archivo vivo

Madrid, EXT. es un collage visual sobre el tiempo, la memoria y las contradicciones de una ciudad que, como dice su autor, es “un compendio de sofisticación y cutrez, de norte y sur”. Drama, comedia y documental a la vez, la cinta retrata una urbe cambiante que respira a través de sus sonidos y silencios, y que se reconoce —a ratos— en su propio caos.

Tres años de rodaje, una mirada sin guion

Cavestany comenzó a filmar sin un plan cerrado. “Nos hemos podido tomar este tiempo porque ha sido una película sin producción ni financiación”, explica. Tres años de rodaje y más de 150 horas de grabaciones después, la película se ha convertido en un inventario emocional de lo que fue y de lo que aún resiste: videoclubs, ultramarinos, andamios, cementerios, bares de barra de zinc o rótulos olvidados más allá de la M-30.

Una sinfonía urbana

La música de Guille Galván late al ritmo de la ciudad. “Montando me di cuenta de que no iba a tener voz en off porque tenía esa banda sonora omnipresente”, cuenta Cavestany. Imágenes y sonidos se funden en una sinfonía urbana donde los ruidos cotidianos se convierten en melodía. “La línea entre el ruido y la música a veces es cultural. El ruido ordenado se convierte en música. Ese era el reto”, explica Galván.

Madrid, dentro y fuera del cine

Madrid, EXT. es también una reflexión sobre cómo representar la ciudad sin idealizarla. Cavestany lo resume así: “Quería volver a entender una ciudad que me ha provocado muchísimas contradicciones, rechazos y frustraciones”. El resultado es un ensayo fílmico sobre la relación amor-odio con una urbe que irrita y enamora a partes iguales.

El proyecto quiere salir del cine y proyectarse en mercados, museos y huertos urbanos: un homenaje a la vida cotidiana y a quienes aún habitan el Madrid real, “para evitar construir una ciudad para otros”.

Un homenaje obstinado

De los videoclubs a los cementerios, de los bares a los descampados, la película es un collage de lo que fue y de lo que aún resiste por pura obstinación. “Es una película sobre la gente que todavía habita la ciudad, sobre los que no se han rendido al ruido de lo nuevo”, resume Cavestany.

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