La presencia del gato montés en la Sierra de Guadarrama podría ser crucial para su conservación

Manzanares El Real

Los censos realizados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama indicarían que las poblaciones de gato montés pueden estar entre las más importantes y numerosas del centro peninsular. En las zonas del Valle del Lozoya y de La Pedriza las poblaciones se están manteniendo bien, mientras que en el Valle de la Fuenfría la especie escasea. Este es uno de los carnívoros cuyo estatus de conservación es desconocido por los escasos estudios realizados hasta ahora, pero la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza indica la posibilidad de un estado de conservación desfavorable en la península ibérica.

El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama está trabajando con medios e investigadores en un censo nacional, liderado por la Universidad Rey Juan Carlos, que tiene como objetivo dictaminar si el gato montes tiene que ser considerado como una especie amenazada, y, por tanto, empezar a tomar medidas para su protección. Parece que su desaparición en otras regiones podría estar relacionada con la escasez de conejo en muchas zonas, pero en la Sierra de Guadarrama la especie está adaptada al consumo de micromamíferos de alta montaña. Podría, por tanto, ser un nexo biogeográfico entre los ambientes mediterráneos y norteños que podría ser crucial en la recuperación del gato montés.

El director del Parque Nacional, Pablo Sanjuanbenito, ha explicado que aunque son muy buenos predadores, los gatos monteses necesitan tener refugio y, por tanto, zonas boscosas, así como tranquilidad. También se ha referido a los problemas que suponen las colonias felinas o gatos domésticos, no solo porque le puedan quitar el alimento, sino porque además son transmisores de enfermedades.

Sanjuanbenito ha explicado que es muy complicado que veamos un gato montes cuando visitamos estas zonas naturales, porque tienen hábitos crepusculares y no les gusta la gente. Tendría que estar muy despistado para que lo podamos ver en una ruta senderista, pero si es así, para no confundirlo con un gato doméstico, el montés es más grande, tiene un jaspeado atigrado, y la cola es más larga, con anillos grises y negros, y acabada como en un pompón.