Luces sobre la era atómica: el estudio que vincula los ensayos nucleares con un aumento de fenómenos aéreos inexplicables
Nuevos análisis de archivos astronómicos revelan miles de destellos en el cielo durante los años más tensos de la Guerra Fría, coincidiendo con pruebas nucleares secretas y antiguos informes de ovnis

Luces sobre la era atómica: el estudio que vincula los ensayos nucleares con un aumento de fenómenos aéreos inexplicables
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Alcobendas
Esta semana, en Enigmas y Misterios, Álvaro Martín nos lleva de nuevo a uno de esos capítulos en los que ciencia y desconcierto se cruzan. Porque, según un reciente estudio publicado en la revista Scientific Reports, los años más tensos de la Guerra Fría —cuando el mundo caminaba al borde del desastre nuclear— también fueron escenario de una actividad luminosa en el cielo que aún hoy nadie ha logrado explicar.
La investigación, firmada por los científicos Stephen Brull, de la Universidad de Vanderbilt, y Beatriz Villarroel, del Instituto Nordita de Estocolmo, parte de un archivo histórico fascinante: el Palomar Observatory Sky Survey, un proyecto que fotografió el firmamento entre 1949 y 1957, justo antes del lanzamiento del primer satélite artificial. En esas placas astronómicas —auténticos negativos del cielo de mediados del siglo XX— los investigadores hallaron más de 100.000 “transitorios”, puntos de luz que aparecían en una exposición y desaparecían en la siguiente. No eran estrellas, ni meteoros, ni planetas. Eran, sencillamente, luces que no deberían estar ahí.
Lo más sorprendente llegó al comparar esos registros con las fechas de ensayos nucleares realizados por Estados Unidos, la Unión Soviética y el Reino Unido. El estudio concluye que la aparición de estos objetos luminosos era un 45% más probable durante los días en que se efectuaban pruebas atómicas, o en las 24 horas anteriores o posteriores a ellas. Y, de forma aún más inquietante, la probabilidad aumentaba un 68% al día siguiente de cada detonación nuclear.
Los científicos también detectaron una correlación estadísticamente significativa entre estos destellos y los reportes civiles y militares de avistamientos ovni registrados en la base de datos UFOCAT: por cada nuevo informe de un objeto no identificado, la cantidad de puntos luminosos en las fotografías del mismo día crecía en torno a un 8,5%.
El estudio descarta errores técnicos o defectos en las placas fotográficas y plantea dos posibles hipótesis. La primera, de corte científico, sugiere que las explosiones nucleares podrían haber generado fenómenos atmosféricos luminosos aún no documentados. La segunda, más especulativa, apunta a la existencia de objetos metálicos o reflectantes en la alta atmósfera… algo que resulta especialmente intrigante, ya que en aquellos años no existían satélites orbitando la Tierra.
Todo ello remite a una época de máxima tensión, donde la humanidad vivía con el miedo constante a la destrucción. No son pocos los casos históricos que vinculan luces misteriosas con instalaciones nucleares —desde los “foo fighters” avistados por pilotos aliados en la Segunda Guerra Mundial hasta los incidentes documentados en silos de misiles durante los años sesenta o incluso en Chernóbil antes del desastre.
¿Eran simples efectos físicos aún sin explicar? ¿Fenómenos naturales provocados por la radiación? ¿O una forma de “vigilancia” desde más allá de nuestra comprensión? Nadie lo sabe. Pero el estudio demuestra que esas luces existieron, que fueron registradas, y que su aparición coincidió con los momentos más críticos de nuestra historia moderna.
Como señala Álvaro Martín, “quizá no sepamos qué eran, pero estaban ahí, observando, justo cuando la humanidad estuvo más cerca de autodestruirse”. Un misterio luminoso sobre los cielos de la era atómica… y un recordatorio de que el universo, a veces, parece mirarnos de vuelta.

Nacho López Llandres
Desde 2005 presento el tramo local de Hoy por Hoy en la zona norte de Madrid, además de contar noticias...




