Tras las huellas del pontazgo: un recorrido por los puentes históricos de Canencia

Canencia

La Sierra Norte de Madrid atesora un patrimonio viario excepcional, donde los puentes medievales se convierten en protagonistas de un paisaje que combina historia, arquitectura y naturaleza. Estas estructuras, muchas de ellas de admirable belleza, fueron durante siglos pasos obligados para los rebaños que transitaban por caminos y dehesas. Cruzarlos implicaba abonar los antiguos derechos de pontazgo, una tasa cuyo eco resuena hoy en la memoria rural de la región.

Joyas del patrimonio histórico

El municipio de Canencia sirve de punto de partida para esta ruta que invita a descubrir tres joyas del patrimonio histórico: los puentes de Cal y Canto, Congosto y Matafrailes. Cada uno de ellos simboliza un capítulo distinto en la evolución de la ingeniería tradicional. El primero, documentado ya en tiempos de Alfonso XI, destaca por su peculiar asimetría y su pavimento de bolos, una rareza que lo convierte en uno de los puentes más singulares de la Sierra Norte. El segundo, el Puente del Congosto, emerge entre las rocas del río Lozoya con un imponente arco de medio punto que evoca orígenes inciertos, quizá romanos o medievales, reforzando su carácter legendario. El tercero, Matafrailes, ofrece una elegante estampa tardo medieval con su arco apuntado y su peculiar tablero ensanchado en los extremos, un recordatorio de los antiguos mecanismos de control del pontazgo.

El itinerario

El itinerario discurre entre robledales, arroyos y suaves collados, ofreciendo al visitante una experiencia en la que la naturaleza y la historia se entrelazan de manera armoniosa. El paisaje, sereno y diverso, acompaña en todo momento al caminante, que descubre cómo estos puentes no solo conectaban orillas, sino también territorios, oficios y modos de vida.

Hoy, este conjunto de construcciones se mantiene como un testimonio vivo del pasado, integrado en un entorno que invita a detenerse, observar y comprender la importancia que estos pasos tuvieron para la vida económica y social de la Sierra Norte. Una ruta ideal para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad del campo mientras se sumergen en la riqueza cultural de uno de los rincones más bellos de Madrid.