Jardines verticales: pasado, presente y futuro de una revolución verde

Miraflores de la Sierra

Los jardines verticales se han convertido en uno de los elementos más representativos de la renaturalización urbana del siglo XXI, y esta semana Óscar Domínguez, especialista en jardinería vertical, analiza en la sección de botánica cómo ha evolucionado esta técnica desde su llegada a España hasta las innovaciones que marcarán su futuro. Aunque su popularización es relativamente reciente, el punto de inflexión llegó en 2007, cuando el botánico francés Patrick Blanc, considerado el padre de la jardinería vertical, instaló un imponente jardín en el Paseo del Prado de Madrid empleando la técnica de la hidroponía, un sistema que permite cultivar plantas sin suelo, alimentándolas mediante soluciones nutritivas directamente en estructuras verticales. A partir de este método pionero surgieron numerosas empresas que comenzaron a replicar y adaptar la idea, impulsadas por la creciente necesidad de llenar de verde los entornos urbanos y responder al deseo de ciudades más naturales y saludables.

Actualidad y futuro

En la actualidad, la jardinería vertical vive un momento de consolidación, aunque también arrastra cierta fama de ser una solución delicada o difícil de mantener. Esto se debe a que junto a empresas que perfeccionaron y optimizaron los sistemas, otras realizaron instalaciones poco acertadas que generaron fallos de mantenimiento muy visibles y que, como suele suceder, tuvieron más repercusión pública que los proyectos verdaderamente exitosos. Aun así, los beneficios de estas estructuras verdes son incuestionables: permiten dar vida a rincones donde sería imposible plantar por falta de suelo, incrementan la biodiversidad en plena ciudad, actúan como barrera frente al ruido y la contaminación y contribuyen a la captura de carbono, convirtiéndose en aliados esenciales para mejorar la calidad ambiental urbana.

Respecto al futuro, las técnicas han evolucionado notablemente, dando lugar a jardines verticales más estables y sostenibles que en algunos casos funcionan con agua reciclada y en otros sustituyen la hidroponía tradicional por sustratos orgánicos que reducen el mantenimiento. Además, cada vez más viveros ofrecen variedades adaptadas, incluidas especies autóctonas, lo que mejora la resistencia y longevidad de estas instalaciones. Con esta evolución, los jardines verticales, junto con las cubiertas verdes, se perfilan como una solución clave para avanzar hacia ciudades más sostenibles, preparadas para afrontar los desafíos ambientales del futuro y capaces de integrar de manera real y efectiva la naturaleza en el paisaje urbano.