Decora tu casa en Navidad sin poner en riesgo los bosques

Alcobendas

Con la llegada de la Navidad, muchas familias mantienen viva la tradición de salir al campo en busca de elementos naturales con los que adornar el hogar: piñas, ramas, hojas de acebo o musgo para el belén. Sin embargo, esta costumbre tan arraigada puede convertirse en un serio problema para la biodiversidad y, además, acarrear importantes sanciones económicas.

Lejos de lo que muchos creen, no todo lo que crece en el bosque es de libre disposición. La legislación medioambiental española protege diversas especies cuya recolección está prohibida. Entre ellas destaca el acebo, símbolo navideño por excelencia, pero también el tejo, el alcornoque y el musgo. Cortar o arrancar cualquiera de estas plantas puede suponer multas que oscilan entre los 100 y los 3.000 euros, según la gravedad de la infracción.

Criterios de protección

La protección de estas especies responde a criterios estrictamente ecológicos. El acebo es de crecimiento muy lento y sus característicos frutos rojos sirven de alimento esencial para la fauna durante el invierno. El musgo, por su parte, cumple una función vital: puede retener hasta 20 veces su peso en agua, ayudando a evitar la erosión del suelo y ofreciendo refugio a pequeños organismos. El tejo, una especie milenaria, presenta una regeneración natural extremadamente limitada, por lo que cada ejemplar dañado supone un retroceso casi irreversible para el ecosistema.

Durante estas semanas, los agentes forestales refuerzan su presencia en montes y áreas protegidas para prevenir el expolio y sensibilizar a los visitantes. Además de vigilar, informan sobre alternativas sostenibles. Entre ellas, recoger únicamente piñas caídas, ramas secas, líquenes o cortezas de árboles ya muertos. También es posible emplear restos naturales de acebo o tejo siempre que hayan caído de manera natural y sin remover el suelo.

Alternativas

La opción más segura y respetuosa para quienes desean una decoración navideña con elementos naturales es acudir a viveros y establecimientos autorizados, donde se comercializan estas especies procedentes de cultivos controlados. Una forma de disfrutar de la tradición sin comprometer la salud de nuestros bosques ni la biodiversidad que los mantiene vivos.

De este tema hablamos esta semana en nuestro espacio de Ecología con Antonio Quilis.