“Torto Arado”: el Brasil invisible que resurge entre memoria, mística y resistencia

Alcobendas

En esta edición de “Viaje al mundo en 90 libros”, Davel Puente nos invita a dejar atrás el Brasil más conocido —el de la samba, el carnaval y las playas infinitas— para adentrarnos en un territorio mucho menos visible pero profundamente revelador: el Brasil rural, afrodescendiente y espiritual que late en las páginas de ‘Torto Arado’ (2019), la novela con la que Itamar Vieira Junior se consolidó como una de las voces más potentes de la literatura contemporánea latinoamericana.

Lejos de los clichés turísticos, ‘Torto Arado’ transporta al lector a la región de Bahía, donde sobreviven comunidades descendientes de esclavos —los quilombolas— que aún hoy enfrentan desigualdades arraigadas y disputas por la tierra que parecen arrastrarse desde el siglo XIX. No es casual que Vieira Junior, antropólogo y funcionario del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, sea capaz de narrar este mundo con una precisión casi documental y, al mismo tiempo, con una sensibilidad literaria que atrapa desde la primera frase. Su conocimiento profundo del territorio y de las luchas sociales impregna la novela de verdad, pero también de poesía, espiritualidad y misterio.

La historia se centra en Bibiana y Belonísia, dos hermanas que crecen en una finca apartada donde las dinámicas de explotación recuerdan a la esclavitud, pese a que esta quedó abolida hace más de un siglo. Todo cambia cuando, durante su infancia, encuentran un cuchillo escondido en una vieja maleta familiar. El accidente que ocurre a continuación —uno de los momentos más impactantes de la literatura brasileña reciente— une a las hermanas de un modo irreversible, cargando la narrativa de un simbolismo profundo sobre identidad, silencio y cicatrices compartidas.

A partir de ese instante, la novela se despliega como una exploración íntima y a la vez colectiva: el trabajo extenuante en el campo, la injusticia estructural, los abusos de poder, las luchas por la tierra y una religiosidad de raíces africanas que sostiene a la comunidad. Esa dimensión espiritual alcanza su punto más alto con la aparición de Santa Rita Pescadeira, un espíritu que asume la voz narrativa en uno de los tramos más memorables del libro. Su perspectiva añade capas de memoria ancestral, dolor histórico y una mística poderosa que convierte la novela en algo más que una crónica social: la transforma en un acto de resistencia simbólica.

La obra culmina con la organización comunitaria contra el patrón que los explota, un clímax tenso y profundamente político que refleja las desigualdades rurales todavía presentes en Brasil. Sin abandonar nunca la fluidez de una narración adictiva, ‘Torto Arado’ se convierte en un espejo incómodo pero necesario, donde el lector reconoce que las heridas del pasado aún no están cerradas.

Hoy, esta novela no solo es accesible y emotiva, sino que dialoga con debates actuales sobre racismo estructural, feminismo, violencia rural, identidad afrobrasileña y memoria colectiva. Su éxito dentro y fuera de Brasil —con premios, traducciones y un entusiasmo creciente de lectores— demuestra que es posible contar historias localísimas que, sin embargo, resuenan en cualquier lugar del mundo.

Con una prosa que mezcla lo espiritual, lo político y lo íntimo sin perder nunca su fuerza narrativa, ‘Torto Arado’ es una de esas obras que se leen con el corazón acelerado y se recuerdan con una especie de silencio reverente.