Desapareció desafiando al cielo: el misterio de Amelia Earhart que sigue sin respuesta casi 90 años después

Alcobendas

En el espacio de Enigmas y Misterios de esta semana, Álvaro Martín nos adentra en la fascinante y desconcertante historia de Amelia Earhart, una de las figuras más influyentes de la aviación y un auténtico icono femenino cuya desaparición, en 1937, continúa sin una explicación definitiva.

Nacida en 1897 en un pequeño pueblo de Kansas, Amelia mostró desde muy joven un carácter inconformista y una clara inclinación por las aventuras, practicando actividades poco habituales para una mujer de su tiempo. Su destino cambió durante su trabajo como enfermera en un hospital militar, cuando vio aviones por primera vez y quedó profundamente cautivada por la aviación. En 1920 realizó su primer vuelo en un pequeño aeroplano, experiencia que marcaría el inicio de una carrera extraordinaria.

Earhart alcanzó notoriedad internacional en 1928 al convertirse en la primera mujer en cruzar el Atlántico, aunque como pasajera. Cuatro años después, en 1932, logró la hazaña en solitario, volando desde Terranova hasta Irlanda en menos de 15 horas. A partir de ese momento, su fama se disparó: recibió premios, escribió libros y se convirtió en un símbolo de inspiración para miles de mujeres en una sociedad dominada por hombres. Fundó además la asociación de mujeres pilotos “The Ninety-Nines” y mantuvo una estrecha amistad con Eleanor Roosevelt, con quien compartía la defensa de los derechos femeninos.

En 1937, con solo 39 años, Amelia decidió enfrentarse a su mayor reto: dar la vuelta al mundo en avión. Para ello adquirió un Lockheed Electra 10E, especialmente modificado para vuelos de larga distancia. Acompañada por su copiloto y navegante, Fred Noonan, partió de California en un ambicioso viaje que avanzó con éxito hasta Nueva Guinea. Desde allí se prepararon para uno de los tramos más complejos: el vuelo hacia Howland Island, un diminuto punto en medio del océano Pacífico.

El 2 de julio de 1937, el Electra despegó con apoyo del gobierno estadounidense, que había desplegado un barco para facilitar la navegación. Sin embargo, las comunicaciones se volvieron confusas y finalmente se perdieron. Tras 16 días de búsqueda intensiva, que costó millones de dólares, no se halló ningún rastro del avión ni de sus ocupantes. En 1939, Amelia Earhart y Fred Noonan fueron declarados legalmente muertos.

Desde entonces, el misterio no ha dejado de crecer. Algunas teorías sostienen que el avión se estrelló y se hundió rápidamente en el océano; otras apuntan a que pudieron sobrevivir como náufragos en una isla cercana. Grupos de investigación aseguran haber encontrado objetos que podrían estar relacionados con Earhart, aunque sin pruebas concluyentes. También han circulado hipótesis más controvertidas: desde un posible espionaje y captura por parte de Japón, hasta una vida en el anonimato tras su desaparición.

Pese a la desclasificación de documentos oficiales y a numerosas expediciones, el paradero del avión sigue siendo desconocido. Recientemente, se ha anunciado una nueva misión de búsqueda que busca financiación para intentar, una vez más, resolver el enigma.

Como destaca Álvaro Martín en “Enigmas y Misterios”, la historia de Amelia Earhart es mucho más que un caso sin resolver: es el reflejo de una mujer adelantada a su tiempo, símbolo de valentía, perseverancia e igualdad. Su legado permanece vivo y su desaparición continúa siendo uno de los grandes enigmas de la historia de la aviación, un misterio que sigue despertando preguntas y fascinación en cada nueva generación.