Los sindicatos llaman a los jóvenes a luchar contra la precariedad laboral, el difícil acceso a la vivienda y el fraude de falsos autónomos que se ceban en el colectivo

Alicante

En el Día Internacional de la Juventud, los sindicatos sacan a la palestra la precariedad del colectivo, no solo en lo laboral, sino en la dificultad de acceder a la vivienda, que dificulta la estabilidad y que llega a provocar incluso problemas de salud mental, asociadas a la falta de oportunidades y a la incertidumbre.

Aunque nuestro mercado laboral sigue registrando un aumento del empleo estacional debido al turismo, julio ha registrado en la Comunitat cifras de más de 45.000 personas menores de 29 años sin oportunidades de trabajar dignamente o emanciparse.

La reforma laboral ha permitido reducir la temporalidad en la contratación, pero aún así el 57% de los contratos firmados en julio por jóvenes han sido temporales.

No son solo datos. Son realidades que se ven con tan solo acercarse a los jóvenes que están trabajando este verano en la hostelería de muchas localidades de la provincia, como están haciendo en la campaña "Els drets laborals no agafen vacances", señala Mary Garcés, responsables de Juventud y Acción Sindical de Comisiones Obreras en l'Alacantí-les Marines.

Por eso, llaman a los jóvenes a no quedarse de brazos cruzados, y a movilizarse y "salir a luchar".

El mayor problema para los jóvenes sigue siendo la falta de un empleo con unas condiciones laborales que les permita emanciparse y mantener un proyecto de vida propio. La prueba es que según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, la tasa de emancipación juvenil en la Comunitat cayó hasta el 13,7% durante el primer semestre de 2021.

Explican desde Comisiones que muchas personas jóvenes tienen que vivir con esta inestabilidad asociada a una parcialidad enorme, con contratos de 12, 14 y 16 horas semanales en turnos rotativos, lo que impide que compaginen con otra actividad.

A esta precariedad estructural se suma el fraude en los casos de falsos autónomos y falsas prácticas no laborales de explotación juvenil para aumentar beneficios empresariales. Una situación que se complica más aún en el ámbito rural, donde la opción de vivir en el pueblo y trabajar en la ciudad sigue siendo un espejismo para quienes no disponen de coche propio.

Problemas que acarrean ansiedad, depresión y que inciden en la salud mental de cada vez más jóvenes.